
Una zancada hacia atr�s en el derbi de los �ninis�
Amaia U. LASAGABASTER
Los equipos con expetactivas necesitan grandes victorias y nosotros no hemos conseguido ninguna todav�a pese a que tenemos expectativas�, confesaba Marcelo Bielsa horas antes de viajar a Donostia, confiado en que la mejor�a que ven�a observando en su equipo en las �ltimas jornadas recibiera un espaldarazo definitivo. Bien, pues toca seguir esperando porque en lugar de dar otro pasito hacia adelante, el Athletic dio ayer una zancada hacia atr�s. El derbi se sald� con derrota, frustraci�n absoluta y acumulaci�n de �ninis�: ni victoria, ni grandeza, ni puntos, ni juego, ni mejor�a, ni goles..., ni siquiera un triste remate entre los tres palos.
No hubo manera de saber si la atenci�n medi�tica que hab�a merecido su entrada en el once titular se dejaba notar en el �nimo de E�aut Zubikarai porque no tuvo que realizar una sola intervenci�n. Ni una sola vez fueron capaces los rojiblancos de poner a prueba al cancerbero ondarroarra. Todo lo contrario de Gorka Iraizoz, que confirm� haberse restablecido por completo. No le qued� otra. La Real lleg� con asiduidad, mayor conforme avanz� el tiempo, hasta el punto de convertir al navarro en uno de los rojiblancos que m�s contacto tuvo con el bal�n. Tambi�n en el mejor de los catorce que se emplearon ayer, aunque su actuaci�n no fuera suficiente para regresar a casa con mejor cara.
Tal y como se preve�a, la de Iraizoz fue, junto a la de Fernando Amorebieta, la �nica novedad en el once del Athletic. Por segunda vez esta temporada, Marcelo Bielsa repet�a una formaci�n inicial. Aunque no fuera de manera consecutiva -fueron los mismos once que empataron ante el Hapoel-, quiz� habr�a sido demasiado pedir. Un detalle sin importancia. Si hubiera sido la primera vez que los jugadores se ve�an las caras, la diferencia habr�a sido escasa. Nada m�s lejos de una maquinaria de piezas bien engranadas que el Athletic que ayer jug�, o algo as�, en Donostia. Salvo en un tramo del primer tiempo, pr�cticamente todos los ingredientes de una buena actuaci�n brillaron por su ausencia. Y eso que, tras un arranque m�s saleroso de los realistas, una combinaci�n de rabia y calidad permiti� que los rojiblancos reequilibraran la balanza, con alguna arrancada de Muniain o De Marcos, un par de c�rners, alg�n centro con mejor intenci�n que resultado... Lamentablemente, la ilusi�n se desvaneci� pronto. Los pocos argumentos que hab�a ofrecido el equipo desaparecieron, abandonando a un Athletic en las ant�podas del que triunf� la temporada pasada y al que tanto se a�ora. Un Athletic que abus� del juego en largo, tuvo problemas con la movilidad de los atacantes locales, perdi� el bal�n una vez s� y otra tambi�n, combin� entre poco y nada... Su rival oli� a sangre, se vino arriba y acab� acogotando al cuadro bilbaino en la recta final del primer tiempo.
No debi� parecerle tan mal la cosa a Marcelo Bielsa, o pocas alternativas ve�a en el banquillo, porque, rompiendo con lo que parec�a haberse convertido en una costumbre -lo hab�a hecho en todos los partidos oficiales hasta ahora-, no aprovech� el paso por vestuarios para retocar el equipo. Aunque tampoco tard� demasiado. Ander Iturraspe, tan o m�s discreto que sus compa�eros, se estaba jugando la segunda amarilla y pronto dej� su sitio a Mikel San Jos�, como poco despu�s lo har�a Isma L�pez con Ibai. No import�. Lo poquito, muy poquito, bueno que hab�an mostrado los rojiblancos en el primer tiempo no volvi� a dar se�ales de vida. Lo malo se multiplic�. El Athletic se dedicaba casi exclusivamente a perder balones para que regresaran a su �rea con peligro y acab� recibiendo el castigo que merec�a, con una combinaci�n de Zurutuza, Agirretxe y Griezmann que desbarajust� la defensa rojiblanca para poner a la Real por delante en el marcador.
Como en Cornell�, donde hubo que tom�rselo a la tremenda, Bielsa sac� su �ltimo cartucho con la entrada de Fernando Llorente al campo para duplicar capacidad de remate. Pero para rematar hay que crear y de eso, el Athletic andaba m�s bien, siendo muy ben�volo, justito. El partido, adem�s, se torci� definitivamente poco despu�s cuando la en�sima llegada al �rea de la Real se saldaba con una mano de Amorebieta. Segunda amarilla, expulsi�n y penalti que Carlos Vela convert�a en el 2-0.
Quedaban todav�a veinte minutos por delante, pero el milagro no se produjo. Ni en el marcador, ni sobre el c�sped de Anoeta. El Athletic sigui� deambulando frente a un anfitri�n al que solo Iraizoz y la fortuna impidieron acabar con un triunfo m�s abultado.