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Kanpaina barrutik | Elecciones del 21 de octubre

Para que las personas inmigrantes voten

Aparte de las candidaturas que tienen más fuerza concurren otras -en Araba dieciséis, en Bizkaia diecisiete y en Gipuzkoa trece- mucho más pequeñas y que, lejos de aspiraciones al Parlamento, plantean otras batallas. Es el caso de Ongi Etorri, que tiene como reto reconocer la ciudadanía plena de las personas inmigrantes, y usa esta campaña para sensibilizar sobre esta causa.

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Maider IANTZI

Viviendo aquí, trabajando aquí, cotizando aquí, no quiero ser como vosotros, pero sí formar parte de vosotros. Estoy nacionalizado, pero hay mucha gente que no lo está y estos no pueden votar y dar sus opiniones. Con esta candidatura, queremos reclamar nuestro derecho a votar». Así se expresa Asok Komar, uno de los integrantes de Ongi Etorri, que vino de la India hace una década. Desde el trabajo, en el tiempo del bocadillo de la tarde, nos explica que ese es el primer punto del programa. «Luego, queremos estar algo mejor vistos y que nos tengan un mínimo de respeto». Licenciado en Política, le gustó mucho la idea que le propuso Fede García, de SOS Racismo de Araba. Formaron listas con personas inmigrantes procedentes de distintos países -India, Colombia, Senegal, Marruecos...- y vascos, en la misma proporción, de tal manera que hubiera una mezcla cultural.

«No queremos ni debemos competir con el resto -aclara el miembro de SOS Racismo-. No deseamos arañar un voto a unos o a otros; si el fin fuera ese, no hubiéramos salido. Nos presentamos por utilidad, por necesidades del guión, porque sin ser casi nadie, simplemente por actuar socialmente, conviene utilizar los medios a nuestro alcance para tener una cierta repercusión en los medios y extender el debate sobre, por ejemplo, por qué no se extiende el derecho de la ciudadanía plena a los inmigrantes, precisamente por serlo». En su opinión, es algo que queda sepultado en otras opciones.

Se combate o no se combate

En su organización, llevan muchos años sensibilizando a la ciudadanía: «Intentándolo, otra cosa es lograrlo . Nos quedan un par de siglos por delante para poder convencer a parte de la sociedad de que esas personas son bienvenidas, como se titula la candidatura». Considera que esto no va con el conjunto de las preocupaciones políticas dominantes, ni aquí en Euskal Herria, ni en el Estado, ni por extensión en Europa. «Se combate o no se combate, ese es el problema de fondo». Reclaman el derecho de voto de los inmigrantes no comunitarios. Hay inmigrantes procedentes de países con los cuales el Estado español tiene acuerdos bilaterales y pueden participar en las elecciones. El último en sumarse a la lista es Marruecos. «Pero son excepciones; la regla general es `olvídeme'».

En las pasadas elecciones municipales y forales, el alcance de Ongi Etorri fue muy limitado, recabaron 180 votos. «Tuvimos que pelear en los tribunales hasta el último minuto y nos legalizaron la candidatura in extremis, sin poder hacer campaña ni poder hacer nada. Sin embargo, al final hubo casi un par de cientos de votos que ni esperábamos ni trabajamos tampoco», explica Fede García. En cualquier caso, añade que jamás se ha pretendido que tenga un alcance superlativo. A ellos el número de votos no les preocupa, la cuestión es tener acceso en igualdad de condiciones a los medios de comunicación y a la extensión de la idea de que aquí no todos somos iguales.

Saben que esta es una batalla de largo alcance, como el acceso a la universalización de la asistencia sanitaria: «¡Y han tardado en desmontarlo cinco minutos!». Esa presión empezó en Gasteiz. El Gobierno del PSOE lo incluyó en el apartado de derechos y deberes de los inmigrantes en el primer bloque. «La Ley de Extranjería es una ley orgánica y el PP lo ha barrido con un decretazo», apunta García. Lamenta que, «como no hay una actitud de rechazo organizada y potente, seguirán haciendo eso y mucho más».

En Escaños en Blanco, si los eligen, dejarán la silla vacía

El partido Escaños en Blanco, nacido en Catalunya y extendido a todo el Estado, incluido Euskal Herria, reivindica que los votos en blanco sean computables. Si la ciudadanía los elige, no van a salir, no van a cobrar, simplemente dejarán la silla vacía. Y el día en que la ley recoja que estas papeletas se cuentan, se disuelven.

Rubén Cuñado, administrador general de Escaños en Blanco en la CAV, cuenta que la mayoría de las personas no saben lo que es su candidatura ni para qué sirve. Asegura que en la calle les han recibido muy bien, y cuando alguien se detiene en su puesto de información y realmente se preocupa por intentar entender lo que hacen, comparte la idea. Aun y todo, los prejuicios hacen su trabajo y, como anécdota, Cuñado recuerda que mucha gente se ha ido del stand diciendo «que sí, que sí», que estaba de acuerdo e iba a votar en blanco. Los impulsores les seguían por detrás corriendo: «¡Nooooo, que no es eso!».

Toni Ramón, que estuvo muy implicado en los inicios, comenta que su mayor éxito ha sido conseguir dos regidores en Foixà (Girona) y uno en Gironella (Barcelona), donde las sillas están vacías. Les encantaría hacer lo mismo estas elecciones. Quieren que, al menos, si les disgustan todos los candidatos, puedan votar a nadie, cosa que ahora no cabe porque ese sufragio se reparte entre los partidos. Indican que esta iniciativa puede servir para que el voto blanco no siga haciendo «de tapón a las minorías» y para que se ahorre en la política. M. I.

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