El sindicato ESK denunció ayer el despido de tres trabajadores de la empresa Celigüeta, ubicada en Agurain y dedicada a la comercialización de patatas fritas, al considerar que es una respuesta de la empresa a quienes han manifestado su «desacuerdo» con las nuevas condiciones laborales implantadas, «propias de un sistema esclavista».

La central criticó que desde setiembre, «la dirección decidió unilateralmente, cerrar la empresa los lunes y reducir la nómina del personal en un 10%». Añadió que «las personas que han manifestado su desacuerdo han sido sometidas a persecución y acoso por parte de la dirección», y manifestó que «el resultado son dos despidos individuales por causas económicas y otro despido por causas disciplinarias».

«Los tres son injustos y es posible que ilegales, pero el disciplinario tiene un plus añadido, ya que cuenta con la colaboración de las delegadas de UGT, que han facilitado el despido de una compañera», puntualizó ESK.