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¿Quién sale ganando? Porque si alguien pierde es el Athletic

Joseba VIVANCO

En las películas de detectives, el Sherlock Holmes de turno lo primero que hace es preguntarse quién sale beneficiado con la muerte del finado. ¿Quién sale ganando con estas filtraciones del audio de la ya histórica clase magistral de Marcelo Bielsa a sus jugadores en el sacrosanto vestuario de Lezama? Con el primer corte de apenas dos minutos de hace una semana, todas las escopetas cargaron contra los futbolistas, alguno tuvo que grabarlo y alguno lo difundió. ¿Quién? En Lezama se cuenta y se dice que jugadores y club lo saben. Ellos sabrán. ¿Por qué? Otro tanto. ¿Dañar a Bielsa? Quizá alguien quiso tras esta traición que el técnico se plantara y dijera hasta aquí hemos llegado, volviendo a su Rosario natal. ¿Ir contra la Directiva? Puede, pero a costa de dañar al club. Pero si grave fue aquello, lo de ayer ya no tiene nombre. Ayer, tras el entrenamiento, entre los periodistas que aguardaban la habitual rueda de prensa se hacían chistes sobre si volvería a salir Carlos Gurpegi, dado el nulo efecto que tuvieron sus palabras del día antes reclamando poner fin a este capítulo. Las palabras de una de las voces autorizadas del vestuario, la del capitán del Athletic al que se le ha faltado al respeto y dejado como un pelele en cuestión de horas. Quien porta el brazalete y enarbola nuestro `Gure Estiloa'.

¿A quién beneficia esta nueva filtración? Desde luego no a unos jugadores que cada día que pasa -y más con filtraciones como ésta- pierden crédito entre la afición. Sería tirar piedras sobre su propio tejado, aunque a estas alturas uno ya no sabe a qué carta quedarse. Los más conspiranoicos apuntan al propio Bielsa, que cada día que pasa refuerza su adhesión entre la parroquia rojiblanca. Y los hay que, guiados por la lógica detectivesca, apuntan al propio club como filtrador. A estas alturas, a nadie le debería extrañar que en el seno del club haya un mar de fondo, una guerra de guerrillas entre directiva, jugadores y entrenador, esgrimiendo cada cual unos intereses cuya defensa se dirime a través de unos medios de comunicación que, después de una semana de críticas y reprobaciones a la primera filtración, ahora actúan -o actúa- como aquel taxista bonaerense que me revelaba que en Argentina la gente ya no se quejaba de que los políticos robaran, sino que se lamentaban de no estar ellos en su lugar para hacer lo propio. Y la masa social rojiblanca asiste atónita, incrédula, traicionada ante esta Caja de Pandora en que se ha convertido este Athletic, en las antípodas del tan recurrido `Gure estiloa'. El Sherlock Holmes de turno tendría una cosa clara: ¿Quién sale perdiendo? Elemental, querido Watson, el Athletic.

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