Elecciones del 21 de octubre
El PNV ofrece reformar la Ertzaintza y EH Bildu, despolitizarla y civilizarla
El fin de la lucha armada de ETA, por un lado, y la muerte de Iñigo Cabacas, por otro, dejan patente la urgencia de cambiar la Ertzaintza. EH Bildu apuesta por despolitizarla y civilizarla, además de poner a debate el modelo policial en conjunto. Mientras, el PNV propone algunos retoques como centrarse en la prevención y darle más presencia en la calle.
R.S. | DONOSTIA
El modelo de actuación de la Ertzaintza está en cuestión por parte de los dos principales aspirantes de estas elecciones, PNV y EH Bildu, pero con diferente intensidad. Mientras los jelkides afirmaron ayer por boca de Iñigo Urkullu que «ha llegado el momento de transformarla», el programa de EH Bildu va más allá y reclama quitarle el carácter represivo, militar y politizado, además de abogar por un debate abierto sobre el modelo policial en su conjunto.
El tema fue introducido ayer en la campaña por Iñigo Urkullu, en una semana en la que la Ertzaintza vuelve a estar en el ojo del huracán al cumplirse seis meses de la muerte de Iñigo Cabacas por un pelotazo, hasta ahora impune. El aspirante jelkide a Ajuria Enea lo hizo de un modo curioso, ya que insertó el tema policial dentro de un acto dedicado al comercio y celebrado en Portugalete.
Allí admitió que tras la decisión de ETA hace falta convertir a la Ertzaintza en otro tipo de policía, «preventiva, cercana y a pie de calle, transparente y visible». Dijo que este cuerpo, que el PNV ha dirigido siempre a través de las consejerías de Interior hasta 2009, «tiene el reto de adaptarse a la nueva realidad sin terrorismo, de redirigir sus capacidades y recursos a la prevención de la seguridad ciudadana, a una mayor presencia en las calles de Euskadi».
A nivel organizativo, el líder del PNV plantea que hay que establecer «un nuevo modelo de gestión, innovador y colaborativo, que prime el objetivo de la seguridad preventiva». También aboga por más colaboración entre la Ertzaintza y las diferentes policías locales.
Urkullu consideró además, sin mencionar en ningún momento el caso de Cabacas, que es necesaria «mayor transparencia» y «agilizar la resolución de casos en los que la intervención policial no se haya podido corresponder con los principios de proporcionalidad».
Derechos humanos
Bastante más contundente es el planteamiento de EH Bildu. Su programa comienza diciendo que «quien rebaja los derechos humanos para conseguir seguridad no obtiene ni lo uno ni lo otro», y asegura acto seguido que «afrontamos la seguridad ciudadana como un servicio hacia la ciudadanía, nunca contra ella, desde una perspectiva preventiva y tamizada siempre por los más exigentes estándares de derechos humanos».
Más allá de la letra del programa, el indicador más claro de esta intención es la elección de Julen Arzuaga como responsable de este área y, por tanto, consejero de Libertades Ciudadanas en caso de que EH Bildu lograra gobernar. Arzuaga tiene una amplia trayectoria como abogado especializado en derechos humanos, que va desde Behatokia hasta la ONU.
Además de plantear el debate profundo sobre el modelo policial adaptado al país y al futuro, EH Bildu adelanta ya una «intensa reforma de la Ertzaintza» de modo que sea «una policía integral de servicio, no represiva, sin criterios de actuación politizados». También «civil, no militarizada, con un compromiso de rechazo al recurso de la fuerza en un contexto como el actual de superación de todas las violencias».
El acuerdo alcanzado por Londres y Edimburgo para la celebración de un referéndum sobre el estatus de Escocia fue saludado tanto por Iñigo Urkullu como por Laura Mintegi en los mítines principales de ayer de PNV y EH Bildu, que celebraron en Eibar y Galdakao respectivamente. Ambos contrapusieron el plácet de David Cameron con la cerrazón española ante este tipo de iniciativas. Sin embargo, Urkullu fue más lejos y argumentó que ese consenso previo da la razón a su tesis del BEC sobre el derecho a decisión sujeto a pacto. Pero mientras en Escocia se votará sí o no a la independencia, Urkullu plantea una «cohabitación responsable». GARA