La llegada a Bilbo de Martín Guevara y Coni Duchess no pasó inadvertida, ya que a tan solo unos meses de asentarse en el botxo ya comenzaron a ofrecer conciertos y presentar un estilo de rock que encajaba holgadamente en la ciudad, aunque quizá más internacional y matizado que lo existente en la villa.

Con el paso de los años, lo que podía haber sido un tránsito se convirtió en el hogar de la pareja y en el centro de vuelos para desplazarse por medio mundo, porque si a algo no le han tenido miedo Capsula es a viajar. El riesgo, soldado a la confianza en sí mismos, les ha llevado por Europa y buena parte de América, donde habitualmente han obtenido críticas entusiastas.

Se conocía que había una discografía previa a la llegada del dúo a Bilbo, pero han tenido que pasar un buen número de años para que «Sublime» (1999), «Yudoka» (2000) y Capsula (2002) se instalen entre la escena vasca.

Las reediciones corren a cargo de los dinámicos gerentes del sello más entusiasta y animado de Euskal Herria, Gaztelupeko Hotsak. Al ajustado precio de 10 euros, los tres digipack suenan abrumadores. Una orgía de tensión rock, sicodelia, tonos ocres garage, pinceladas de glam, setentas... invaden los dígitos de este festival de canciones sucias donde la melodía subsiste sin ningún problema. De hecho, la rudeza rockera de todo el pack convive amigablemente con la melodía, las segundas voces (o primeras), de Coni y los estribillos bien imaginados.

El viaje está dispuesto, aguardan «Lo que es tal vez», «Pizarnik», «Ángel de estepas», «Agua de la mañana», «Gravity», con Cáncer Moon presentes en el ideario, «Wise wished», «Cargamento»..., todas, y las ocultas, cargadas de nervio y gran sentido de la composición.