La oposición siria asegura que el Ejército está sufriendo graves pérdidas en sus filas en el norte del país y cifró en un centenar los soldados leales al presidente, Bashar al Assad, muertos el pasado jueves, el balance más negativo para el Ejército desde el comienzo de la revuelta. Afirman que ya han muerto 10.000 soldados.

Ayer, una ataque a la ciudad de Khirba, en la provincia de Deraa, mató a otros 14 en combates en los que murieron seis insurgentes, según el opositor Observatorio de Derechos Humanos.

El Ejército trata de recuperar el control de los barrios de Damasco y de la ciudad de Homs donde se mantienen feudos rebeldes, para concentrarse en el norte, en las batallas de Alepo y en las zonas limítrofes con Turquía.

Pero con el apoyo turco, la insurgencia ha multiplicado los frentes. Compensan su inferioridad en armamento con asaltos con cohetes, armas automáticas y morteros sobre varios frentes, lo que les permite hacerse con numerosas posiciones e infligir pérdidas mayores al Ejército. En la última semana han tomado además Maaret al Numan y Saraqueb, ciudades clave en la autopista que une Damasco y Alepo, principal vía de aprovisionamiento de las tropas del régimen.

Los combates se extienden por Homs, Alepo, el litoral, la frontera turca, la provincia de Damasco o Deir Ezzor. Emile Hokayem, del Instituto para Estudios Estratégicos de Londres, indica que, en ocasiones, las tropas regulares han tenido que abandonar la batalla por falta de municiones o combustible.

Cazas turcos

Mientras, Turquía, un día sí y otro también, acosa a Siria, bien con el lanzamiento de artillería o interceptando sus vuelos. Ayer dos cazas turcos F16 amenazaron e hicieron alejarse a un helicóptero sirio que se aproximó a la frontera. Según responsables turcos, el helicóptero participaba en el bombardeo de una de las posiciones rebeldes en la localidad de Azmarin.

Todavía se mantiene la tensión entre Ankara y Damasco por el aterrizaje forzado de un avión de pasajeros que Turquía afirma que transportaba material militar. Durante la última semana, los enfrentamientos en la frontera entre los dos países se han extendido en numerosas ocasiones hasta llegar a Turquía. El Ejército turco ha respondido con ataques a las balas y los proyectiles disparados desde Siria, y tiene desplegados al menos 250 tanques a lo largo de sus 900 kilómetros de frontera con el país árabe, según el diario «Hürriyet».

El jefe del Estado Mayor de la Defensa de Turquía, el general Necdet Ozel, aseguró el pasado miércoles que sus tropas responderían «con más fuerza» si seguían cayendo proyectiles en territorio turco. Además, la semana pasada, el Parlamento autorizó el despliegue de militares más allá de Turquía.

La oposición cifró en cerca de un centenar -casi la mitad soldados- el número de muertos en la jornada de ayer. En el frente de Alepo, se produjeron fuertes combates en el barrio Sajur, que las tropas del régimen intentan recuperar. Además, los insurgentes afirmaron que miembros del ELS y dos grupos islamistas se apoderaron de una unidad de misiles estratégicos en la zona de Al Taana.

En la provincia de Idleb continuaban los bombardeos sobre varias localidades.