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TRAS LAS ELECCIONES DEL 21-O

Las noticias estaban más allá de Bizkaia

Bizkaia se perfilaba en muchos pronósticos como el herrialde clave en los comicios del 21-O, pero finalmente ha sido el que menos ha cambiado. El mayor movimiento de fondo, continuado, se produce en Araba con el «sorpaso» abertzale al españolismo. En menor medida, Gipuzkoa también ha sido noticia por la recuperación del PNV hasta rozar los talones a EH Bildu.

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Ion SALGADO-Imanol INTZIARTE

Araba algo más que un cambio generacional

Algo, o mucho, ha cambiado en Araba. Los comicios del domingo han confirmado el auge de las opciones soberanistas de izquierda que, en este caso de la mano de EH Bildu, han recabado el apoyo de 34.122 personas. Supone un incremento del 3% sobre los resultados obtenidos por Amaiur en las estatales del año 2011, donde con 32.257 votos ya había marcado un hito en la historia de un territorio que, hasta hace poco, se consideraba feudo del constitucionalismo español. ¿Qué está provocando este fenómeno? ¿Cómo EH Bildu se ha convertido en segunda fuerza del herrialde, a solo tres puntos porcentuales del PNV? ¿Por qué en Erriberagoitia, a pocos kilómetros de Miranda de Ebro, EH Bildu ha sido la segunda opción más votada, solo superada por el PNV?

Para Iñaki Ruiz de Pinedo, sociólogo y electo durante más de dos décadas en el Parlamento de Gasteiz y en el Consistorio de la capital alavesa, la respuesta a todas estas preguntas tiene mucho que ver con el cambio generacional propiciado durante las últimas décadas en el seno de la sociedad alavesa. Una sociedad, marcada por el auge del sector industrial durante la segunda mitad del siglo XX, que ve ahora crecer a los hijos e hijas de los inmigrantes que llegaron durante las décadas de los años 50 y 60.

Ruiz de Pinedo recuerda a GARA que la llegada de estos inmigrantes, precedentes en muchos casos de las zonas más empobrecidas de la Península, marcó el desarrollo de Araba en general y Gasteiz en particular. De hecho, en estos últimos 60 años el herrialde ha multiplicado su población, pasando de los 118.000 habitantes de 1950 a 319.000 en la actualidad. Una buena parte de las personas que actualmente tienen entre 60 y 70 años, en torno al 40% según Ruiz de Pinedo, son oriundos de otros puntos del Estado español y en su mayoría dan su voto a las formaciones españolas.

Sin embargo, constata que este patrón no se repite con sus hijos, que han nacido y se han criado en Araba. «La generación del baby boom piensa de otro modo. Tienen más cerca los sentimientos abertzales y se consideran vascos porque lo son, han nacido aquí», remarca. En su opinión, el auge de lo que ahora ha sido EH Bildu está directamente relacionado con el voto de los nacidos en los 70 y los 80. Un amplio grupo de jóvenes votantes, de entre 18 y 35 años, que «buscan una solución de izquierdas y soberanista para poder salir de la crisis económica» en la que se ven muy afectados.

La teoría de Ruiz de Pinedo se apuntala con los resultados electorales en los barrios de Gasteiz. Así, mientras en Coronación y en Zaramaga -dos ejemplos de zonas donde abundan las personas mayores- se han impuesto el PP y el PSE respectivamente, en Salburua y Zabalgana -dos barrios recientes donde residen parejas jóvenes nacidas en la capital alavesa- ha ganado EH Bildu.

Además, la coalición soberanista, que ha ganado las elecciones en cinco barrios de la capital alavesa -Arantzabela, Salburua, Zabalgana, Alde Zaharra y Santiago- y en nueve municipios del herrialde -Urkabustaiz, Zigoitia, Legutio, Aramaio, Barrundia, Donemiliaga, Agurain y Asparrena-, se ha impuesto en los nuevos distritos de Gasteiz con un margen holgado sobre la segunda fuerza. Así, en Salburua EH Bildu ha sacado cerca de 300 votos al PNV; mientras que en la zona oeste, en Zabalgana, la diferencia ha sido de 217 sufragios.

Movimientos sociales

El cambio generacional advertido por el sociólogo gasteiztarra no convence del todo a César Manzanos. Comparte ciertos aspectos de la teoría de Ruiz de Pinedo, pero no cree que el voto joven se mueva por un sentimiento identitario. «Estoy de acuerdo con el cambio generacional, pero creo que la juventud vota de manera instrumental», añade el profesor universitario.

Para Manzanos, las personas jóvenes no solo votan «a favor de, sino en contra de aquello que ven que no funciona. Muchos se dicen `no quiero que el gobierne el PP' y por eso dan su voto a formaciones opuestas. A esto hay que sumar que el 15-M tuvo cierta importancia en Araba, sin duda más que en Bizkaia y en Gipuzkoa. Parece que entre los jóvenes se ha creado cierta cultura basada en decir: `Estos no me representan, no son los que quiero legitimar, y prefiero votar a opciones que me den otra perspectiva'».

Manzanos sostiene que esta versión del voto útil está relacionada con la «cultura de resistencia» generada en los últimos años. Según explica, la gente joven, tanto de Araba como del resto de herrialdes, vota para «tomar un protagonismo» frente a los problemas derivados de la caída del Estado del Bienestar. Sostiene que los objetivos de los jóvenes y de los adolescentes -anteriormente estudiar, trabajar y comprar una vivienda- han cambiado y otro tanto ocurre con el sentido de su voto.

Asimismo, el sociólogo, conocido por un participación muy activa en el tejido asociativo de Gasteiz, sitúa el auge del voto abertzale de izquierdas como fruto de las protestas sociales acaecidas durante los últimos años. Sostiene que las movilizaciones laborales, como la de Laminaciones Arregui, y las protestas medioambientales vinculadas a la central nuclear de Garoña o al uso del fracking han suscitado la simpatía de la población hacia la coalición soberanista, que se ha posicionado de una forma clara.

«Estas movilizaciones han generado una voluntad de cambio y se han impulsado nuevos espacios de encuentro», destaca. Unos espacios donde se han topado políticos y ciudadanos que, gracias al pequeño tamaño del herrialde, han conectado con facilidad en Araba. Es más, César Manzanos no descarta que puedan seguir creciendo durante los próximos años. Recuerda que la formula cuajada hoy en EH Bildu responde a un «proceso inacabado», que, en consecuencia, puede ir in crescendo.

Con todo, esta irrupción no ha sido repentina ni ha sorprendido tanto a la mayoría de las personas que conocen de cerca la realidad sociopolítica alavesa. Las elecciones forales de 2007, aun con el lastre que suponía el apartheid, ya depararon unos buenos resultados en este herrialde para la izquierda abertzale. Entonces, EAE-ANV obtuvo cinco apoderados en las Juntas Generales de Araba -uno de ellos ilegalizado-, casi siete mil votos más que en los comicios de 2003, y no estuvo muy lejos de los resultados de Euskal Herritarrok en 1999, cuando las circunstancias eran radicalmente diferentes. A diferencia de lo ocurrido en otros herrialdes -en Bizkaia solo fue legal un juntero, y en Gipuzkoa ninguno-, contar con una representación bastante amplia permitió al grupo liderado por Aitor Bezares hacer un importante trabajo político en las Juntas y lograr un grado de referencialidad en Araba que no puede pasarse por alto y que ha dado sus frutos.

Asimismo, en el ámbito municipal, ya hace cinco años, con la mira puesta en los comicios de 2007, en Gasteiz empezó a hacerse una importante labor de interlocución y de implicación de diversos sectores y personas en la elaboración de los herri programak que se mantuvo en el tiempo -Gasteiz Hamaika- y que también deja frutos ahora.

El caso de Aiaraldea

De todos modos, los buenos resultados cosechados por EH Bildu tienen un contrapunto en Araba. Concretamente al norte del herrialde, en Aiaraldea, donde la izquierda independentista siempre ha sido potente y en esta ocasión se ha visto superada por el PNV. Manzanos aporta su impresión sobre los motivos del retroceso en algunos puntos de Gipuzkoa, y aunque no cita a estas localidades alavesas, probablemente la lectura sea extrapolable. Alude a la crisis económica y al desgaste que genera gobernar en minoría. Para el sociólogo, EH Bildu ha caído en algunos municipios en los que gobierna y la subida paralela del PNV «está relacionada con el discurso de Iñigo Urkullu, que se ha presentado a estas elecciones con la idea de `nosotros os vamos a salvar de la crisis'. Este discurso impacta en la población, y lógicamente ha rentabilizado el hecho de no gobernar durante este periodo».

Algo así puede haber ocurrido, por ejemplo, en Laudio, donde pese a que EH Bildu ha subido un 1,6% respecto a Amaiur los jeltzales se han impuesto con 3.948 votos, 642 más. O en Aiara, donde EH Bildu ha perdido el apoyo de nueve vecinos. O en Amurrio, los jeltzales se han impuesto esta vez.

Candidatura atractiva

Otra de las razones que puede explicar que EH Bildu haya obtenido unos muy buenos resultados radica en la composición de las listas, encabezadas en este herrialde por Belén Arrondo y conformadas por personas con un perfil muy solvente desde el punto de vista político y social.

Así, junto a personas con un importante bagaje político como Hasier Arraiz, la plancha de EH Bildu incluye a alaveses y alavesas muy conocidas por su trabajo en el espacio euskaltzale, como Estitxu Breñas, o en el ámbito de la defensa de los derechos, como Julen Arzuaga, por citar dos ejemplos de candidatos que han obtenido acta de parlamentario. La propia Arrondo, que durante años ha sido la cara y la voz del sindicato STEE-EILAS, tenía la virtud de agradar a amplios sectores de la sociedad alavesa.

Probablemente ha sido una conjunción de todos estos factores, y alguno más, los que han logrado cambiar la correlación de fuerzas y desmontar algunos mitos sobre un herrialde que algunos han querido utilizar como ariete contra el proyecto nacional vasco y que está empezando a ser un puntal del mismo. Con el añadido de que el plus que ha decantado la balanza para el lado abertzale llegaba desde la izquierda.

El desgaste de gobernar contra tres en Gipuzkoa

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. ¿Se imagina alguien a Rodolfo Ares, Idoia Mendia e Iñaki Oyarzabal, representantes del PSE y del PP, acudiendo a Sabin Etxea el pasado lunes para abrazarse y celebrar el resultado de las autonómicas con los jeltzales Josune Ariztondo, Markel Olano y Joseba Egibar? Obviamente, la respuesta es no, a nadie se le pasa por la cabeza.

Sin embargo, una fotografía similar se sacó ese día en el despacho que el PNV tiene en el Ayuntamiento de Donostia, y fue publicada el martes por el medio escrito más vendido en Gipuzkoa. En esa imagen, los ediles del PSE Enrique Ramos y Marisol Garmendia, y el concejal del PP Iñigo Arcauz, felicitan efusivamente a Aitziber San Román, Juanra Vilches y Martín Ibabe, del PNV.

El escrutinio no invitaba a presagiar ese entusiasmo de PSE y PP. Ni en el ámbito de la CAV, ni en el de Gipuzkoa. Los primeros han perdido en el herrialde 24.000 votos respecto a las autonómicas de 2009, casi 10.000 desde las generales de 2011. Sin embargo, el viceconsejero de Transportes de Lakua y portavoz del PSE en Donostia, Ernesto Gasco, comparecía el domingo por la noche en Twiter exultante por la bajada de Bildu respecto a las municipales. Era el único feliz en su partido, pese la debacle de Patxi López. Lo importante no era ganar, sino que no ganase la coalición.

Ese frente anti-Bildu funciona desde el minuto uno tras las municipales y forales de mayo de 2011. Cualquiera que haga un mínimo seguimiento de la actualidad política en el territorio es consciente de ello. PSE y PP marcan férreamente, mueven el árbol y piden mociones de censura, mientras el PNV se niega a secundarlas y recoge las nueces de una «oposición responsable».

El ejemplo más evidente de este «sacrificio» podría ser Eibar, uno de los bastiones del PSE y que sin embargo en esta ocasión ha caído del lado jeltzale por 300 votos de diferencia. Sí han mantenido el primer puesto en localidades como Irun, Lasarte-Oria y Zumarraga, mientras que no han podido desbancar a EH Bildu en lugares donde otrora gobernaron durante largo tiempo, caso de Errenteria o Andoain. El «voto útil» es uno de los argumentos empleados por los analistas para explicar la recuperación del PNV en Gipuzkoa. Pero no el único.

La subida jeltzale, 33.000 más que en las forales de mayo de 2011 y 30.000 más que en las generales de noviembre de 2011, sitúa a la plancha liderada por Joseba Egibar en los niveles de 2009. Por su parte, EH Bildu pierde 16.000 papeletas respecto a las obtenidas por Amaiur, por tomar la referencia más cercana. ¿A qué se ha debido?

Labor de zapa y sin impulsos externos

El alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, hablaba de lo complicado que resulta gobernar con minoría en época de crisis económica. El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, citó como posibles factores «la campaña en contra de algunos de los medios más poderosos, el desgaste de gobernar, algunos temas polémicos y la abstención».

Este último argumento sería cuando menos discutible. La abstención en Gipuzkoa ascendió el domingo pasado hasta el 34,59%. Mayor que en las generales de noviembre (32,31%) pero menor que en las forales de mayo (37,32%). Por porcentajes de voto emitido, en mayo de 2011 la suma de Bildu y Aralar alcanzó el 39,19%, Amaiur se quedó seis meses después en el 34,81% y EH Bildu ha sumado ahora el 31,57%. Ahí se observa con claridad la bajada.

Es importante tener en cuenta las diferentes circunstancias de las tres citas electorales. En el caso de Bildu, hasta ya iniciada la campaña no se supo si podría participar, con la amenaza de la ilegalización pendiente de un hilo. Las elecciones estatales tuvieron lugar pocas semanas después de la conferencia de Aiete y del anuncio de ETA del final de la lucha armada. En este caso, por contra, no ha habido «factores externos» que hayan ofrecido un impulso extra.

Lo que sí parece evidente es el desgaste que ha ocasionado asumir tareas de gobierno. La labor continua de zapa de la troika formada por PNV, PSE y PP, por un lado, y la imagen de escasa cintura que en muchas ocasiones se ofrece de Bildu, por otro, hacen casi imposibles los acuerdos, y la coalición queda una y otra vez en minoría.

Los mayoría de los medios, cercanos a la oposición, colaboran sin reparos en exaltar los posibles errores y minimizar los posibles aciertos. La bajada porcentual ha sido generalizada, por lo que no cabe atribuirla a factores particulares de unos municipios determinados. Y desde las filas de la coalición no se sabe o no se puede atajar esa sangría. De cada grano de arena se hace una montaña, mientras que escándalos como por ejemplo la enorme deuda dejada en Bidegi no han penalizado a los jeltzales. Como reconocía este miércoles el concejal donostiarra Denis Itxaso (PSE) en un alarde de sinceridad, «hace algunos meses que los plenos ordinarios se han convertido en plenos extraordinarios sobre el estado de la ciudad».

Los cubos de la discordia

No obstante, en esa lista de «temas polémicos» de la que hablaba Garitano hay uno que brilla con luz propia: la gestión de las basuras. O más en concreto, el debate sobre el sistema de recogida. Bildu aboga por el puerta a puerta (PaP), implantado en Usurbil, Hernani, Oiartzun y Antzuola -donde la coalición mantiene su liderazgo- y durante los primeros meses de 2013 está prevista su puesta en marcha en otra treintena de ayuntamientos. Circula un análisis que constata que la pérdida ha sido más acentuada en esas localidades.

A pesar de ser, de largo, el sistema que mejores tasas de reciclaje garantiza, el PaP ha despertado un importante rechazo social. Recientemente se presentó en sociedad una coordinadora, formada por asociaciones de veinte municipios, que asegura haber recogido 70.000 firmas contra este sistema. La cifra es superior, por ejemplo, a los 68.525 votos cosechados por el PSE. La incomodidad de los horarios, la fealdad estética de los postes con los cubos, la pérdida de intimidad y la supuesta suciedad son los argumentos de sus detractores.

La coordinadora acusa a los alcaldes de «no escuchar la palabra del pueblo», lo que supone un torpedo a la línea de flotación discursiva de Bildu. Las formaciones de la oposición, que hacen oídos sordos a demandas similares en torno a cuestiones relevantes como por ejemplo la incineradora o el Tren de Alta Velocidad, se han subido sin complejos a ese carro.

Tolosa y Zarautz son los ejemplos más evidentes. En la antigua capital, el PNV ha superado a EH Bildu por 100 votos, a pesar de que, a la hora de hablar de consultas, los jeltzales se oponían a que se celebrara la que convocó el Ayuntamiento respecto al soterramiento de la calle Larramendi.

Aunque para voltereta, la de Zarautz, tradicional feudo de EA. En las municipales, la suma de Bildu y Aralar alcanzó los 5.316 votos (4.276 + 1.040), frente a los 3.353 que obtuvieron entre PNV y la extinta Hamaikabat (2.832 + 521). El resultado sorprendió a propios y extraños por su contundencia. La misma con la que los jeltzales han revertido la situación y se han impuesto con casi mil papeletas de diferencia, 4.770 frente a 3.781.

Paradójicamente, estos resultados pueden tener un efecto positivo para unas siglas que, conviene no olvidarlo, han sido las más votadas en el herrialde. En principio, garantizan que tanto el diputado general, Martin Garitano, como los alcaldes que gobiernan en minoría no serán descabalgados por mociones de censura, tal y como llevan proponiendo desde el minuto cero PP y PSE. Si al PNV le ha ido bien hasta ahora, parece difícil que cambie de estrategia.

Por otro lado, se abre ahora un largo periodo sin elecciones en el que la coalición en general tiene tiempo para asentarse y la izquierda abertzale en particular organizar su propio partido... No hay más que darse un garbeo por foros de internet, por ejemplo en naiz.info, para darse cuenta de que existen discrepancias. «Los datos de Gipuzkoa exigen una reflexión y estoy convencido de que esta se va a llevar cabo, con tranqulidad y perspectiva, y si fuera necesaria con la autocrítica que ha de ser sin lugar a dudas uno de nuestros valores sobre los que seguir creciendo», señalaba en su blog el portavoz independentista Joseba Permach.

Avance en grandes núcleos de población vizcainos

El PNV ha mantenido con comodidad su hegemonía en Bizkaia, con Bilbo como exponente destacado, y más aún tras el desplome de PP y sobre todo PSE. En el caso de EH Bildu, la letra pequeña del recuento deja noticias interesantes sobre todo en grandes poblaciones en la que obtiene un avance sustancial. Así, en Barakaldo suma ahora 7.271 frente a los 6.959 de mayo de 2011 con Bildu (entre medio cayó en las estatales hasta 6.681). En otra de las grandes ciudades de alrededor del Ibaizabal, Getxo, pasa de 7.048 a 7.549 en el mismo periodo (y gana 464 votos respecto a las estatales). En Basauri también va «in crescendo» su curva: 3.280 el 22-M; 3.359 el 20-N; y 3.627 el 21-O.

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