Juan Martínez de Irujo se llevó un susto morrocotudo para hacerse con el primer punto de la liguilla de cuartos de final de un partido en cuyo ecuador lo tenía todo aparentemente bajo control tras adelantarse 10-1 y 14-5. Sin embargo, en su regreso a la competición, volvió el Irujo bipolar, desapareció de la cancha sin motivo aparente y Julen Retegi lo aprovechó para exprimirle hasta la última gota.

Hasta cierto punto, se puede decir que el de ayer en el Astelena de Eibar fue un partido antagónico al disputado la víspera en el Labrit. Y es que en el arranque del partido solo hubo un pelotari sobre la cancha, el vigente subcampeón, Juan Martínez de Irujo. Fresco de manos, con las ideas claras y haciendo daño con el saque, el delantero de Ibero se marchó en el marcador en un abrir y cerrar de ojos.

Viendo el rigor, la precisión y la velocidad en la que la pelota salía de las dos manos del vigente subcampeón de la distancia, hasta un catedrático de esto de la pelota, como Martín Ezkurra, que ayudó desde la silla a su padre Julián en todos sus títulos, negó cualquier posibilidad de triunfo a Julen Retegi.

Cambio de cara

Pocas personas habrá en el mundo con los conocimientos de pelota del consejero de cabecera de los Retegi, pero el propio Juan Martínez de Irujo se encargó de llevarle la contraria.

Por motivos que al resto se nos escapan, quizá por eso de que era el primer partido, o porque, aunque muchas veces parezca lo contrario, el de Ibero no se encuentra a gusto en la jaula, Martínez de Irujo fue olvidando todo aquello que venía haciendo bien hasta entonces y Julen Retegi lo aprovechó para ir metiéndose en el partido.

Ahora era el iruindarra el que sacaba con dinamita y fue él el que impuso el ritmo del partido, haciendo que se jugase mucho más a bote y sacando provecho de sus dotes defensivas, esperando a que su rival desesperase y acumulara errores, hasta el punto de que, con un parcial de 12-1 a su favor, llegara a coger el mando del partido al adelantarse 15-17.

Solo al verse acorralado recuperó Juan Martínez de Irujo sus constantes vitales, un par de buenos ganchos le sirvieron para igualar el marcador y después solucionó el partido, pero tras haberse llevado un calentón innecesario.