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Mertxe Urzainki, José Ramón Urtasun y Patxi Zamora Kontuz!

Contra la impunidad, tenemos derecho a saber qué pasó en CAN

Si la CAN y Barcina no dan respuesta a todos los detalles oscuros, será esta asociación la que acudirá a los tribunales con el objetivo de que la Justicia aclare qué pasó en Caja Navarra

La diferencia entre ustedes, la inmensa mayoría de lectores anónimos, y ustedes, lectores con responsabilidad de gobierno, no puede ni debe ser la impunidad. Si alguno de ustedes, lectores anónimos, se presentara en su banco con 360 billetes de 500 euros reclamando que se los cambiaran por billetes más manejables, ¿qué pasaría? No solo no se los darían, sino que, en cumplimiento de la ley, serían denunciados, investigados y, probablemente sancionados en el caso de que no pudieran explicar con pelos y señales el origen de ese dinero. Pero eso parece que no se aplica a todos por igual. Al menos no fue así en el caso de Jesús Pejenaute, hoy ya exconsejero de Políticas Sociales. A él, que en 2007 era alto ejecutivo de la CAN, sí le cambiaron el dinero en su Caja (y no una, sino tres veces), y cuando los trabajadores lo denunciaron, la dirección se contentó con aceptar la explicación de que provenía del sobrecoste no declarado de la venta de un piso remodelado y, en vez de sancionarle, primero le ascendieron dentro del grupo para, después, posibilitar su nombramiento como asesor personal de la hoy presidenta doña Yolanda Barcina y consejero. Y no nos respondan ustedes, lectores con responsabilidad de Gobierno, que esto es demagogia, porque lo demagógico es encumbrar en la gestión de lo público a quien ha abusado de su cargo para lavar su propio dinero negro (o el de otros, porque aún no hemos visto facturas...)

Desde Kontuz entendemos que, para la sociedad navarra, lo realmente grave no es lo que hizo el señor Pejenaute, sino el papel que ha jugado la señora Barcina. Y es grave porque del análisis de lo sucedido se desprende que la señora presidente parece no conocer ni el concepto de honradez ni el de lealtad: colocó en su Gobierno a quien había sido investigado por blanqueo de capitales y ahora, cuando ha saltado el escándalo, ha escurrido el bulto forzando la renuncia del señor Pejenaute para encubrir sus propias responsabilidades. Porque esa renuncia (en la versión de cese fulminante) valdría en el caso de que la presidenta no conociera lo que sucedió, pero la estrategia se cae ante la evidencia de que, no solo lo conocía, sino que ella, como responsable en 2007 de la Comisión de Control de la CAN y miembro del Comité de Auditoría, exculpó a Pejenaute del «error» de lavar 180.000 euros. Para ella el expediente de su hombre de confianza quedó inmaculado tras el veredicto de inocencia que la CAN, no lo olvidemos, hurtó a un juez, aunque si reflexionamos, no nos debería extrañar en una persona que sin ningún sentimiento de culpa y valiéndose de su cargo, cobró 246.865 euros en dietas de esa Caja, algunas de ellas a cargo de un órgano secreto.

Permítannos ustedes, lectores anónimos que jamás han tenido en las manos un billete de 500, que aportemos un apunte más. Nos sorprende doblemente el pretendido argumento exculpatorio invocado por la presidenta de que el caso Pejenaute «era conocido por mucha gente». Y nos sorprende porque genera dos pregunta que no han sido respondidas: ¿Si lo sabían, por qué no lo contaron antes? ¿No tenía la ciudadanía derecho a saber?

Desde Kontuz queremos aclarar que estamos contentos con la judicialización del caso, porque creemos que quien tiene que exonerar al señor Pejenaute de su presunta culpa es un juez y no la señora Barcina. Reiteramos que ponemos a disposición de la Fiscalía las pruebas recabadas para denunciar estos hechos y reclamamos que tanto la dirección de Caja Navarra como la señora Barcina aporten los datos y documentos que exoneraron al señor Pejenaute de purgar su falta: el informe del Sepblac y la presunta confesión del exconsejero ante Hacienda. Asimismo pedimos que se acredite de dónde provino el dinero y cuánto era, porque las versiones son contradictorias: hay acreditadas peticiones por 210.000 euros, se le entregaron 180.000 y algunos medios dicen que, por el piso, solo pagó 144.000 euros. Nuestras cuentas, no cuadran: hasta 66.000 euros están en el aire.

Aprovechamos esta carta para anunciar que, en el caso probable de que la demanda por injurias que ha interpuesto el señor Pejenaute contra nosotros decaiga y si la CAN y Barcina no dan respuesta a todos los detalles oscuros, será esta asociación la que acudirá a los tribunales con el objetivo de que la justicia aclare qué pasó en la CAN.

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