La asociación de familiares de presos y exiliados vascos, Etxerat, subrayó ayer en Baiona la importancia de la manifestación organizada por Herrira para el próximo 10 de noviembre en Baiona. «Es indispensable dar a esta cita la importancia que se merece», indicaron Lutxi Oxandabaratz y Janine Beyrie, que comparecieron junto a una docena de allegados de represaliados políticos.

«Hablamos de los derechos de nuestros familiares y amigos que son pisoteados cada día en el Estado francés. Es por ello que dirigimos un mensaje claro al Gobierno: queremos que sus derechos sean respetados y queremos que regresen a casa», añadieron antes de invitar a la ciudadanía a participar en la marcha.

Previamente ofrecieron una serie de datos que han recopilado en un informe, entre los que destacan los referentes a la situación de los presos cuyas familias residen en Ipar Euskal Herria. Las portavoces recordaron que, sobre los 605 presos políticos, 136 se encuentran encarcelados en el Estado francés y que 33 familias de Ipar Euskal Herria tienen al menos un preso, algunas dos y hasta tres.

El documento detalla la «política penitenciaria de excepción» que practican tanto el Estado francés como el español: dispersión, alejamiento, aislamiento, las condenas interminables y la cadena perpetua, la política hacia quienes padecen enfermedades, las euroórdenes, la prohibición de residir en el Estado francés...

Esconderse tras Madrid

Oxandabaratz y Beyrie denunciaron la «política de vulneración de derechos que continúa en vigor» y recriminaron la actitud de París, que «como hemos visto este mismo fin de semana persiste en la vía represiva escondiéndose detrás del Estado español cuando se trata de asumir sus responsabilidades».

Las representantes de Etxerat incidieron en que, a pesar de todo, «los tiempos han cambiado». «Gracias al trabajo de mucha gente -precisaron-, por fin hemos salido del silencio en el que nos ahogaban. Cada vez más agentes políticos y sociales, entre ellos electos de la misma tendencia política del Gobierno actual, asumen nuestras reivindicaciones porque es evidente que el proceso no avanzará si no se resuelve esta situación, la de los presos y presas y la nuestra».

Para Etxerat «ahora son los dos estados los que están aislados, y ello nos proporciona una ocasión inigualable para obligarles a tomar el camino de la justicia y hacer que se respeten nuestros derechos».

«Depende de nosotros», añadieron para subrayar que «la fotografía que se refleje en las calles de la capital labortana el 10N tendrá un peso específico hacia París, que tomará buena nota de ello».