Raimundo Fitero
Sospechas
Parece que en la cadena se había parado la emisión de un documental con la denuncia de una decena de personas que le acusaban directamente de abuso sexual de manera continuada durante muchos años. Esta prohibición, ocultamiento o encubrimiento es lo que ha causado más daño a la imagen de la siempre poderosa, admirada e imitada BBC, por lo que su actual director general ha aparecido ante los medios para dar explicaciones, y para reconocer que este caso le ha producido un desgaste de credibilidad muy grande. Se trata de un reconocimiento de culpa inimaginable por causas de mucha menor importancia en nuestros entes, donde los directores generales son simples ejecutores de las decisiones del partido en el gobierno y que se mantiene fuera de estas cuestiones.
Lo que no deja de ser curioso es que un personaje como este, que se movía con profusión en los medios, que gozaba de popularidad, que tenía amistades marcadas por asuntos de la misma índole pudiera mantener sus actividades sin denuncias ni investigaciones. Y se puede entender que durante décadas estos asuntos fueran difíciles de denunciar, pero la sensibilidad social ha crecido y por ello cuesta creer que nadie destapara la olla. Sus familiares y allegados han demostrado su sorpresa y su repulsa. Estamos ante unas circunstancias peculiares porque al final ha sido otro documental de la cadena en el programa «Panorama» quien ha abierto la caja de los truenos y ha puesto a la policía a investigar este asunto tan turbio, con tantas ramificaciones.