La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, apoyaron ayer en Sarajevo la perspectiva europea de Bosnia, y pidieron a los líderes de las distintas comunidades étnicas que dejen de lado sus diferencias y emprendan con urgencia las reformas para acercarse a la Unión Europea (UE), tras advertir de que el país corre el riesgo de quedarse atrás en el objetivo común de entrar en la UE y la OTAN.

«Es totalmente inaceptable que 17 años después de que terminara la guerra algunos todavía cuestionen la soberanía de Bosnia y Herzegovina y su integridad territorial. Tal retórica es una distracción de los problemas a los que se enfrenta el país y sólo sirve para socavar el objetivo de la integración europea. Los acuerdos de Dayton hay que respetarlos y preservarlos y punto», recriminó Clinton en rueda de prensa con Ashton y el presidente de Bosnia, Bakir Izetbegovic, en Sarajevo.

«Estamos aquí hoy para urgir a los líderes a que pongan al lado sus diferencias políticas y la retórica sobre disolución, secesión y negación de lo que trágicamente ocurrió durante la guerra en beneficio del futuro de los jóvenes de este país. Esta es la obligación solemne de cualquier dirigente en el mundo hoy», agregó.

Insistió en que EEUU y la UE mantienen «la unidad absoluta» a favor de la entrada de Bosnia en la OTAN y la UE, pero sostuvo que los líderes del país deben proceder con las reformas necesarias «lo antes posible» para poder avanzar en este objetivo.

Tras dejar Sarajevo, Ashton y Clinton viajaron a Belgrado, donde respaldaron la vía europea de Serbia y el proceso de diálogo entre este país y Kosovo.

«El futuro de Serbia está en la UE», declaró Ashton en rueda de prensa en la capital serbia, y animó a las autoridades del país balcánico a seguir «con buen ritmo» hacia la integración comunitaria.

Según Ashton, el diálogo entre Belgrado y Pristina, cuyo «objetivo es mejorar la vida de la población y ayudar en que se solucionen los problemas», acercará a Serbia y a Kosovo a la UE.

En opinión de Clinton, el diálogo y la normalización de relaciones entre Belgrado y Pristina es posible sin que implique la necesidad de que Serbia reconozca la independencia kosovar proclamada en 2008. «Entendemos los problemas constitucionales y políticos para que eso ocurra, pero el diálogo supone que ambos gobiernos posibiliten a los ciudadanos en Serbia y Kosovo que cumplan sus intereses», dijo.