ALAVÉS 0

BARCELONA 3

La lógica del fútbol se impuso en Mendizorrotza. El Barcelona, posiblemente el mejor equipo del mundo, demostró que es bastante más que una simple suma de estrellas ante un Alavés que defendió con enorme dignidad el honor de la Segunda B. Todo un partidazo que volvió a llevar el mejor ambiente futbolero a Gasteiz, y que debe servir de acicate para futuras citas. De momento, queda la visita al Camp Nou, otra oportunidad para disfrutar con el Glorioso.

Natxo González apostó por el mismo equipo que tan buen rendimiento le está dando en este comienzo de temporada, con los cambios obligados por la lesión de Rubén Negredo y las sanciones de Luciano y Juanma, y Urtzi como principal novedad bajo los palos. Por parte del Barça, Tito Vilanova dejó en el banquillo a Adriano y dio entrada a Montoya a pierna cambiada en el lateral izquierdo. Pinto en la portería y Sergi Roberto en la medular fueron las otras novedades más reseñables.

El Alavés salió muy agresivo al partido, apretando mucho en la presión y con un intento de Guzmán Casaseca desde lejos nada más comenzar el encuentro. Pero, como cabía esperar, los culés fueron apoderándose del esférico según fueron avanzando los minutos, y no tardaron en acercarse a la portería defendida por Urtzi.

Cargando el juego a su banda derecha una y otra vez, Alexis y Alves acapararon casi todas las acciones de ataque del Barça en la primera mitad, obligando a intervenir un par de veces al guardameta albiazul. No obstante, la mayoría de las aproximaciones catalanas acababan en centros sin ningún peligro del lateral derecho brasileño.

Y justo cuando los aficionados de Mendizorrotza se preparaban para llegar al descanso y comentar con qué «tranquilidad» había aguantado su equipo al temido rival, una conexión por el otro lado, por la banda izquierda, adelantó a los visitantes. Andrés Iniesta tiraba un pase en profundidad a David Villa, que aprovechando el resbalón de Agustín soltaba un zapatazo con la zurda que entraba a portería tras pegar en el larguero.

Y si el el primero llegó poco antes del descanso, el segundo cayó nada más reanudarse el encuentro. Iniesta, quién si no, dejaba una pincelada de las suyas, una de esas que le convierten en un jugador diferente, un artista inigualable, colocando en la mismísima escuadra un balón que aparentemente no tenía mayor peligro.

No se rindió el Alavés, ni mucho menos, pero el ímpetu que pusieron los babazorros en marcar un gol que le permitiera seguir con vida en la eliminatoria posibilitó al Barça jugar al contragolpe, rompiendo el partido por completo. El mismo Alexis se hubiera sumado a la lista de anotadores si Teixeira Vitienes no hubiera anulado su gol por un dudoso fuera de juego.

En ese contexto, Vilanova no tardó en guardar sus principales estrellas, dando descanso a Busquets, Iniesta y Villa, mientras que Natxo González daba entrada a Sendoa y Luismi. El panorama no cambió en absoluto y, tras varias paradas más de un inspirado Urtzi, Cesc anotaba en el 87 el tanto que dejaba la eliminatoria decidida. Eso sí, queda el premio del Camp Nou.