El Partido Comunista chino cambia su guardia en un congreso que el mundo mira de cerca
El Partido Comunista de China celebra a partir de mañana un congreso particularmente importante. La sucesión en la dirección que cada década acomete está en el orden del día, así como la futura dirección que tomará el gigante asiático, la segunda mayor economía del mundo y un actor global cada día más determinante. El mundo mirará con un ojo a los resultados electorales de EEUU y con el otro al máximo órgano de decisión en China. Un Congreso que será testigo de la retirada de los líderes de más de 68 años y de la irrupción de una nueva generación de dirigentes con muchos desafíos que encarar. Un Congreso que pondrá sello a unas decisiones ya tomadas en secreto, más de arriba a abajo que de abajo a arriba, en un proceso de selección no exento de intrigas y de transacciones entre facciones y grupos de interés.
Sin margen alguno para la sorpresa, Xi Jinping se convertirá en el nuevo presidente chino. Representante del selecto grupo de los «príncipes» -descendientes directos de los Grandes del Partido-, su figura será clave para que el «milagro chino» sea sostenible y socialmente justo. Jinping sabe que el pueblo chino demanda bastante más que el mero crecimiento económico.