Araba sin Garońa ve «irreversible» el cierre y lo celebrará este sábado
La plataforma Araba sin Garoña ha organizado para este sábado en Gasteiz una fiesta con la que celebrar el cierre definitivo de la central nuclear, previsto para el 6 de julio de 2013. Un final «irreversible» en opinión del portavoz de la agrupación, Alberto Frías, que ayer destacó el trabajo realizado durante los últimos años por los diferentes agentes sociales. Valoran el cese de la planta como una victoria de la sociedad.
Ion SALGADO |
Los integrantes de la plataforma Araba sin Garoña saldrán este sábado a las calles de Gasteiz para celebrar el cese definitivo de la planta burgalesa, previsto para el 6 de julio de 2013. En esta ocasión, los agentes sociales, políticos y sindicales reunidos en la plataforma dejarán a un lado las manifestaciones, que en tantas ocasiones han recorrido el centro de la capital alavesa, para disfrutar de una gran fiesta en Alde Zaharra. Una celebración especial en la que poder decir: «Yo también cerré Garoña».
En una rueda de prensa celebrada ayer en la sede gasteiztarra del sindicato STEE-EILAS, el portavoz de Araba sin Garoña, Alberto Frías, destacó que el camino hacia el cierre de la planta burgalesa es, «sin ninguna duda, irreversible». Esta situación de no-retorno se vio afianzada anteayer cuando Nuclenor, propietaria de la planta nuclear, presentó ante el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) la documentación anexa al cese definitivo de la central.
En cuanto a los motivos que han empujado a Nuclenor a no prolongar la vida útil de la infraestructura energética, Frías destacó el papel de la ciudadanía vasca, que tras «largos años de lucha ha tenido su recompensa»; la perdida de rentabilidad de Garoña, que se ha visto afectada por el «impuestazo» diseñado por el PP; y la postura de la Unión Europea, que intensificó su presión sobre el Gobierno español tras el accidente de la central de Fukushima.
A este respecto, destacó que Endesa e Iberdrola, copropietarias de Nuclenor, deberían invertir 140 millones de euros para solventar los problemas de seguridad evidenciados en las pruebas de resistencia. Según el portavoz de la plataforma, esta inversión no sería rentable para las eléctricas, que se verían obligadas a paralizar el funcionamiento de la planta para mejorar su seguridad.
Los costes del cese
Aparte, Frías criticó que el coste vinculado al desmantelamiento de Garoña será financiado por la ciudadanía, ya que el desarme de la instalación radioactiva correrá a cargo de ENRESA, una sociedad publica dependiente del Estado español. En este sentido, lamentó que Nuclenor no utilice parte de los beneficios generados por la central -250 millones de euros al año- en la regeneración económica del Valle de la Tobalina.
No obstante, el representante de la agrupación recordó que el desmantelamiento de la planta burgalesa, que puede dilatarse durante los próximos diez años, generará nuevos empleos en la zona. Para justificar estas palabras, puso como ejemplo lo ocurrido en la central de Zorita (Cáceres), donde se han creado nuevos puestos de trabajo relacionados con el desarme de la infraestructura nuclear.
En este sentido, la organización Ecologistas en Acción, que celebró el cierre «definitivo e inapelable» de la central, reclamó ayer un plan de desarrollo para los pueblos de la zona. Tal como señaló la agrupación en un comunicado, «la preocupación por los trabajadores y la comarca de Garoña debe ser prioritaria para las autoridades».
Por su parte, los trabajadores de Garoña denunciaron ayer que de momento no saben qué ocurrirá con ellos a partir del 6 de julio, ya que no han tenido acceso al nuevo reglamento de funcionamiento de la planta, un documento que ya está en manos del CSN. «En el nuevo reglamento se detallarán qué sistemas hacen falta que funcionen [tras el cese] y la gente que haga falta para ese sistema», detalló el presidente del Comité de Empresa, Alberto César González, en Radio Vitoria.
Pese a que Nuclenor ha remitido al CSN los papeles vinculados al cese definitivo, algunos políticos, como el portavoz de la Junta de Castilla y León, afirman que la empresa no da por perdida la batalla con el Gobierno del PP.
El PSOE solicitó ayer la comparecencia en el Congreso del ministro de Industria español, José Manuel Soria, así como de la presidenta del CSN, Carmen Martínez Ten, para que expliquen el plan de cierre Garoña.
La Diputación foral de Araba y la Junta de Castilla y León protagonizaron ayer las primeras respuestas políticas a la decisión adoptada por Nuclenor, que el martes remitió al CSN toda la documentación anexa al cese definitivo de la instalación, anunciado para julio de 2013.
En opinión del diputado general de Araba, Javier de Andrés (PP), el previsible cierre de la central nuclear, ubicada a unos 45 kilómetros de Gasteiz, se produce porque la instalación atómica está «agotada». Asimismo, el dirigente destacó que la misma ha desarrollado su labor «sin consecuencias negativas para el medio ambiente». No reparó en los informes emitidos por Greenpeace en relación con el calentamiento del río Ebro o en los multiples sucesos acaecidos en la central -24 en los últimos cuatro años-.
Por su parte, el portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez (PP), aseguró ayer que Garoña se encuentra «en el precipicio» después de que Nuclenor presentara la documentación asociada al cierre de la instalación. Según subrayó, el Ejecutivo castellano se siente «profundamente engañado» por la decisión de la empresa, en manos de Iberdrola y Endesa. GARA