Es la ley del fútbol. Victorias y derrotas son responsabilidad compartida de plantilla y cuerpo técnico, pero méritos y deméritos no suelen repartirse con ecuanimidad. Por desgracia para los entrenadores, a los que se dirige habitualmente el dedo acusador cuando las cosas marchan mal.

José Luis Mendilibar no es una excepción. Comandó al equipo hacia la permanencia hace dos campañas para después dirigir una temporada excepcional, pero ambos avales empiezan a difuminarse. Tanto como para que muchos pensasen que la reunión de la directiva se saldase esta semana con ultimátum al zaldibartarra. No ha sido así, al menos de manera pública, pero pocos se atreverán a apostar por su continuidad si Osasuna no redirige pronto su trayectoria. En el mismo Cornellà, incluso.

Que esa sea la solución a la situación de Osasuna es otra cuestión. En el vestuario, desde luego, tienen claro que la responsabilidad del míster en los malos resultados que está cosechando el equipo no es mayor que la suya. De ahí que no contemplen su salida como una opción válida. «No es bueno para nadie que el entrenador se vaya», subrayó ayer Andrés Fernández, que tampoco percibe la presión en Mendilibar. «Está igual que cuando las cosas iban bien. Igual de cascarrabias, de gritón y de trabajador». También intenta mantener la normalidad, aunque «la situación es como para sentir presión», la plantilla iruindarra, que no tiene «sensación de ultimátum. Estamos trabajando igual, los entrenamientos son iguales y la filosofía es la misma».

Lo mejor que puede hacer el equipo con la presión, en opinión de Andrés, es «sacarla como sea». O mejor aún, convertirla en rabia. «Hay que rebelarse -asegura-. Dentro de cada uno hay que buscar y sacar la fuerza de cada uno para salir adelante». Y hacerlo de la mano, aunque eso el guardameta lo da por descontado. «El vestuario es increíble y ahí estamos todos para animar al que pueda estar en un momento más bajo. Pero estamos todos a una. Todos juntos haciendo piña y a trabajar y trabajar», enfatizó.

«A matar el toro

Aunque lo que realmente necesita Osasuna es, evidentemente, un par de buenos resultados que refrenden el trabajo que viene haciendo desde que comenzó la pretemporada. El problema es que, metido de lleno en el círculo vicioso que habitualmente atrapa a los equipos con problemas, la escuadra navarra necesita recuperar la confianza que habitualmente dan los buenos resultados, precisamente para poder conseguirlos y potenciar esa autoestima. Por eso el cancerbero aboga por «sacar la presión como sea, dejar la cabeza limpia e ir a sumar los puntos. Tenemos que salir a matar al toro y entregar todo lo que tengamos. Dar todo durante la semana y el sábado más».

Para buscar los tres puntos, en este caso, ante un espejo en el que bien podrían mirarse los rojillos. Un Espanyol que necesitó siete jornadas para sumar su primera victoria -solo fue capaz de sumar un punto en las seis primeras-, pero que acabó superando esa presión que ahora mismo atenaza a Osasuna para enlazar una racha, dos victorias y dos empates, que aún manteniéndole en la 18ª plaza, le han permitido empezar a sacudirse la amenaza de un descenso que la mayoría consideraba prácticamente cantado pese a todo lo que queda por delante.

Mauricio Pochettino, que también pareció más lejos que fuera durante semanas, reconoce que su equipo atraviesa su mejor momento. «El equipo está con confianza y fuerza», asevera, y confía en que se note en los próximos partidos, empezando por el que le enfrentará a Osasuna. Pero admite el peligro que conlleva esa buena racha y advierte de «hay que respetar» a los rojillos. «No es solo peligroso por su situación, sino porque tiene jugadores que te pueden poner en un compromiso. Tiene futbolistas de calidad, es intenso y presiona mucho. Me parece un buen equipo», asegura.

Lesión de Masoud

Si el lunes era Puñal el que se incorporaba a la enfermería con una rotura fibrilar que le impedirá jugar, como mínimo, en Cornellà, ahora le ha tocado a Masoud. El iraní sufrió un golpe frente al Valladolid -el tercer partido de esta temporada en el que participaba- y ayer se confirmó que sufre una rotura fibrilar de grado II en el sóleo de la pierna izquierda. No se han marcado plazos, pero difícilmente será inferior a un mes. Lamah y Nino tampoco trabajan con el grupo, aunque ayer sí lo hizo Marc Bertrán, de baja desde el pasado 22 de septiembre.