Hay mucho que discutir entre Obama y la canciller. En el mandato del primer «presidente del Pacífico», las relaciones entre América y Europa se descuidaron cada vez más, mientras que durante la campaña electoral estas no jugaron ningún papel en absoluto. El establecimiento de una zona de libre comercio trasatlántico sería importante no sólo por razones económicas, sino porque también simbolizaría la unidad de Occidente en un mundo que cambia rápidamente. Ambas partes deben tener cuidado de no seguir a la deriva y partirse en dos en el marco de la lucha contra la crisis financiera y la deuda. Obama no era amigo de la línea de consolidación presupuestaria impulsada por Merkel, pero es probable que alcance el límite de su propia política de deuda en la lucha que mantiene con el Congreso sobre las finanzas de su propio país. Es por eso por lo que Washington también exigirá que Europa, con Alemania a la cabeza, se involucre cada día más en la gestión de crisis políticas, financieras y militares en todo el mundo(...).

(...)Esta vez las expectativas sobre Obama son significativamente más bajas que en 2008. Esto también debe ser liberador para el presidente cuando se ponga a trabajar. Obama ya no es un Mesías. Ahora sólo tiene que ser un buen político. (...)