La cascada de acontecimientos sucedidos en el Principat tras la multitudinaria manifestación independentista del 11 de setiembre, con el posterior rechazo al pacto fiscal y la declaración parlamentaria a favor de convocar una consulta durante la próxima legislatura como puntos clave, han convertido el derecho a decidir en el principal eje mediático de las elecciones catalanas del 25 de noviembre.

Los inéditos pasos a favor del estado propio dados por el president, Artur Mas, y la irritada reacción del Gobierno español y la caverna madrileña han ayudado a poner la autodeterminación en el primer plano de la campaña, algo que ha servido tanto a CiU como al PP para pasar de puntillas por la desastrosa gestión de la crisis económica y plantear las elecciones como un cara a cara entre Mas y Rajoy. Sin embargo, resulta erróneo analizar el auge del soberanismo catalán con el único prisma de la estrategia electoral partidista, ya que no ha sido CiU la que ha movido a los catalanes hacia el independentismo, sino más bien al contrario; algo que parecen no estar dispuestos a entender en Madrid. Cabe recordar que, según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió, un 57% de los catalanes votaría a favor de la independencia en un referéndum, frente a un 20,5% que votaría en contra.

Así las cosas, buena parte de los programas electorales de los partidos se centran en propuestas sobre el estatus que debe tener Catalunya en el futuro y sobre el camino para conseguirlo, es decir, el derecho a decidir. Aquí un breve repaso.

Por ser el partido al que le tocará encabezar la Generalitat durante la legislatura que viene -ya sea con mayoría absoluta o sin ella-, el programa de CiU es el que concentra buena parte de la atención sobre el tema. La federación nacionalista recoge en su programa la resolución parlamentaria del pasado 27 de setiembre y anuncia que impulsará una consulta durante la próxima legislatura «para que el pueblo de Catalunya pueda determinar libremente y democráticamente su futuro colectivo».

La candidatura de Mas afirma también que quieren «tener un estado propio en el marco de Europa» y que la consulta se hará «de acuerdo con la legalidad que se acontezca y con toda la legitimidad democrática». El programa de CiU podría referirse de este modo a la Ley de Consultas que el Parlament está tramitando, pero dada la dificultad para que dicha ley desemboque en un referéndum vinculante, se hecha de menos una hoja de ruta que explique cuáles serán los pasos a seguir para conseguir dicho estado propio -la independencia sigue sin aparecer en el lenguaje convergente-.

Por el derecho a decidir

A favor de la consulta y el derecho a decidir se muestran también ERC, ICV-EUiA, CUP-AE y Solidaritat. Esquerra propone construir un estado independiente entre los años 2013 y 2014, para lo cual propone una hoja de ruta basada en un referéndum sobre la independencia, la cooperación con los territorios de los Països Catalans, la negociación con la comunidad internacional y la Unión Europea y el diálogo con el Estado para acordar la consulta y un posterior reparto de bienes y obligaciones.

El programa de Solidaritat recoge una hoja de ruta parecida. Ambas formaciones apuestan también por la declaración unilateral de la independencia en el caso -más que probable- de que el Estado español se cierre en banda y se niegue a negociar.

Sin apostar directamente por la independencia, ICV-EUiA defiende también el derecho a decidir y la convocatoria de un referéndum durante la siguiente legislatura. Por último, sobra decirlo, la CUP también defiende el derecho a decidir, aunque centra su programa en la independencia del conjunto de los Països Catalans y en un modelo de independencia total que implique también un nuevo modelo social, económico y cultural.

El frente del no

Los títulos de los programas electorales del PP y Ciutadans -`Catalunya sí, España también' y `Un proyecto para todos', respectivamente- bastan para comprender que ambas formaciones hacen del no al proceso soberanista el eje de sus campañas. La candidatura de Alicia Sánchez-Camacho deja clara su oposición al derecho a decidir cuando afirma que «no queremos que nos hagan escoger entre ser catalanes o ser españoles». Por su parte, Ciutadans acusa al separatismo de no dudar «en seguir una estrategia de confrontación e imposición para alejar Cataluña del resto de España».

Por último, a medio camino entre el derecho a decidir y el no frontal, se sitúa el PSC de Pere Navarro, que ha lanzado su campaña a favor del federalismo bajo el eslogan `La alternativa sensata'. Los socialistas asumen en su programa el final del estado de las autonomías y proponen una reforma constitucional «para hacer realidad la Catalunya plena en una España federal».

Sobre la convocatoria de una consulta, el PSC manifiesta que «los ciudadanos de Catalunya tendrán que decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio sustancial de las relaciones entre Catalunya y España, mediante el acuerdo entre las instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum». Es decir, sí al derecho a decidir, pero siempre y cuando se haga de acuerdo a la legalidad española. Todo un oxímoron.

Según las encuestas publicadas hasta ahora, pese a lo incierto del resultado que vaya a obtener cada partido, queda bastante claro que el Parlament que salga de las elecciones del 25 de noviembre tendrá una clara mayoría soberanista -cercana a los dos tercios-, lo que deja como una posibilidad más que real la celebración de una consulta a corto plazo. Sin embargo, es prácticamente imposible que, a día de hoy, el Estado se avenga a acordar dicha consulta, dándole un carácter vinculante; por ello sería deseable que el partido que encabezará el próximo Govern aclarase cuál es su hoja de ruta hacia el estado propio.