Memoria histórica e impacto visual se unen en la sala Boulevard
La sala Kutxa Boulevard de Donostia mira al pasado con «Gernika» y «Donde habita el recuerdo», dos exposiciones que abogan por recuperar la memoria histórica de uno de los pasajes más duros de este país: la guerra del 36. La primera presenta el bombardeo de Gernika desde el prisma de Zumeta y Laboa. En la segunda, Clemente Bernad muestra la crueldad de las fosas comunes.
Amalur ARTOLA | DONOSTIA
«Donde habita el recuerdo» y «Gernika». Dos títulos más que sugerentes presentan las exposiciones que, hasta el 9 de diciembre, se pueden visitar en la sala Kutxa Boulevard de Donostia. La primera, obra del fotógrafo y documentalista Clemente Bernad, exhibe las impactantes imágenes que, durante diez años, ha ido tomando en diferentes exhumaciones de fosas comunes. «Hace diez años -recuerda Bernad-, me enteré de que se estaban realizando exhumaciones de una manera muy diferente a la de antes, lejos de la clandestinidad de los años 70, en presencia de arqueólogos, antropólogos y demás científicos como Paco Etxeberria». A juicio del fotógrafo, este cambio propició que las exhumaciones fueran «visibles»: «Creo que hemos estado siempre muy desinformados a lo que esta historia se refiere. Tenemos una información aproximada pero no sabemos muy bien a cuánta gente se mató, dónde están, qué se está haciendo...», por lo que, pensando que como fotógrafo y documentalista podría poner su granito de arena, empezó a asistir y registrar algunas exhumaciones. «Fue más tarde cuando decidimos darle forma para publicarlo y dar a conocer este trabajo», explica el documentalista.
El proyecto toma cuerpo en tres formatos. Un libro -autoeditado y que se puede adquirir en la sala y en librerías- , un corto-documental y una exposición visualmente impactante, que se muestra en el sótano de la sala. En total son 800 fotografías -la mitad tomadas por Bernad y la otra mitad de los fondos de la RMH (Recuperación de la Memoria Histórica)- que recogen trabajos de exhumación, rostros de personas asesinadas a partir del 36 y paisajes, y se van proyectando a gran escala.
Para la puesta en escena, el fotógrafo opta por un ambiente intimista, con luz suave y música de fondo -intercalada con pasajes de «Blowin' in the Wind», de Bob Dylan- y, en vez de colgar las fotografías, las proyecta en las paredes de la sala: «Quisimos crear un espacio íntimo, una especie de útero... Es muy fuerte lo que se ve y queríamos que [el visitante] se viera envuelto a través de la música y el ritmo de las imágenes».
La exposición destaca por lo explícito, por la dureza y el realismo de la imágenes, aspecto que interesaba y quería mostrar Bernad: «Decidí que tenía que ser así, que tenía que mostrarlo de la forma más cruda posible, aunque algunos no lo compartan. Siento que las fotografías de guerra, conflictos y violencia tienen una especie de sospecha de falta de moral, algo que no creo que sea cierto. Creo que desde hace mucho tiempo nos están ocultando las imágenes que más nos hace falta ver. Esos cuerpos, esos esqueletos no los hemos visto jamás y creo que estamos obligados a verlos porque, si algo define a esta historia es el silencio y la impunidad. Creo que el peor servicio que podríamos hacer a esta gente es seguir sin ver sus cuerpos y sus heridas».
Por su parte, en la exposición «Gernika», las obras que el pintor Jose Luis Zumeta y el músico Mikel Laboa idearon para evocar el bombardeo de la villa vizcaína se enlazan para mostrar al público un corto de animación en 3D. La exposición parte del «Gernika» de Zumeta, pintura inspirada en la conocida obra de Picasso, y desenmaraña situaciones y personajes para retratar, desde un prisma intimista y humano, el dolor y la crueldad de lo acontecido aquel 26 de abril de 1937. La parte sonora corresponde a Laboa, y colaboran también el Orfeón Donostiarra y la Joven Orquesta de Euskalherria. Además de la proyección del corto, la muestra se completa con el story board del film y los vocetos, esculturas y pinturas que Zumeta realizó para crear su «Gernika».
Las dos muestras recomponen los horrores de la guerra del 36 y tratan de recuperar y mostrar a la sociedad imágenes de una realidad que, según Bernad, «nos hace falta ver, porque si algo define a esta historia es el silencio y la impunidad».