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Derrota ante Unicaja

Poco talento para jugar bien; demasiado para hacerlo mal

Triste imagen en casa de Gipuzkoa Basket. Tras remontar un 12-26 adverso, los de Sito Alonso sufrieron un parcial matador de 6-28. Jermaine Taylor se mostró intenso en su debut, pero poco pudo aportar.

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LAGUN ARO GBC 54

UNICAJA 67

Arnaitz GORRITI

Hay algunos que tienen talento para hacer fácil lo difícil. Por desgracia, el talento de los miembros de Lagun Aro GBC es para complicar las acciones más sencillas. Pases a la mano perdidos, tiros solos errados, decisiones equivocadas una y otra vez... Demasiadas facilidades como para doblegar a un Unicaja que se bastó con Zoric y Krunislav Simon para ganar con facilidad.

Gipuzkoa Basket volvió a complicarse la vida desde el salto inicial. Para el primer parpadeo, los de Sito Alonso caían por 2-7. Poco tiempo después, el luminoso ya mostraba 3-17.

Sito Alonso probaba con cambios y tiempos muertos y hacía debutar a un Jermaine Taylor, que además de causar admiración con sus mates durante el calentamiento, se mostró enchufado y con ganas de agradar. Claro que, al ser un recién llegado, poco pudo hacer para incidir en el resultado.

Así, el primer cuarto acababa 12-26 y los donostiarras volvían a tener que remar contracorriente. Una vez más, lo hicieron. Ibekwe, que anotó sus 11 puntos en este segundo cuarto, lideró la remontada local, en el que Unicaja se alió con los donostiarras con sus pérdidas. Un parcial de 17-4, culminado por un triple de Ibekwe sobre la bocina, dejaba el marcador en un esperanzador 33-34 al descanso.

En estado catatónico

Según empezaba el tercer período, un triple de Woods culminaba la remontada. Un Illunbe casi lleno creía que podría ver la primera victoria de la campaña de Lagun Aro GBC en casa.

Pues no. Una canasta de Calloway y un «dos más uno» de Fran Vázquez fueron el preludio de 15 minutos de catatonia total de los locales. Gipuzkoa Basket solo anotó cuatro canastas en el tercer cuarto, firmando un horrendo 4 de 18, por un 5 de 10 de su rival, que aderezó su anotación visitando con frecuencia la línea de tiros libres.

El ataque local rozó, por dentro, el ridículo en varias ocasiones, con pases sencillos errados o rebotes casi regalados al rival por pura concentración. Ni ensayando una presión a toda cancha que se convertía en zona 1-3-1 pudo arreglar el desaguisado Gipuzkoa Basket, que veía cómo el cuarto acababa 42-53, debiendo hacer otro gran esfuerzo para retornar al partido.

No obstante, los donostiarras ya no tenían fuerzas. Del 36-34 al 42-53, habían encajado un parcial de 6-19, parcial que se extendería a 6-28. Una técnica a Doblas por simular sirvió para que Simon engordara sus números y llevara el marcador a un ilevantable 42-62.

A partir de ahí el partido entró en unos tristes minutos de la basura, en los que se pudo ver un frustrado intento de mate de Taylor o los dos triples que anotaría Papamakarios. Mal asunto cuando la gente aplaude canastas que no valen para nada.

 

 

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