CRíTICA: «Los amos del barrio»
La especie más idiota de todo el universo
Mikel INSAUSTI
Hoy toca hablar de la idiotez humana, que no conoce límites ni en los confines del universo. Si una raza superior venida de otros mundos quisiera estudiar el nivel de desarrollo mental de los humanos, les bastaría con ver una comedia actual de consumo hecha en Hollywood. Estoy convencido de que al comprobar semejante fiasco evolutivo se darían media vuelta con sus naves, antes de contagiarse con la falta de actividad cerebral reflejada en las pantallas de cine.
Tal vez no esté todo perdido y aún quede un margen para la esperanza. La reelección de Obama como presidente, junto con el fracaso de «The Watch» en la taquilla de los Estados Unidos, son datos que, juntos, permiten ser moderamente optimistas. La Fox no sabía que hacer con tan poco prometedor guión, hasta que a algún ejecutivo del estudio se le encendió la bombilla y pensó que lo podían convertir en una de esas comedias gamberras e irreverentes que están de moda. Por eso contrataron a Seth Rogen y Evan Goldberg, autores de «Supersalidos» y «Superfumados», convencidos de que serían capaces de hacer algo así como «Supervigilantes». Aun así el productor Shawn Levy no las tenía todas consigo, por lo que se le ocurrió contratar a cuatro cómicos famosos con capacidad de improvisación, a fin de que pasaran del poco fiable texto y metieran sus propios chistes y bromas subidas de tono en tomas falsas que acabarían siendo dadas por buenas.
Pero no, ni Ben Stiller, Jonah Hill, Vince Vaughn y el afroinglés Richard Ayoade («Submarine») poseen el don de hacer milagros, y los cuatro se estrellan de bruces contra el muro infranqueable de la historia más inviable que haya financiado la industria cinematográfica en los últimos años. Nada tiene gracia, debido a que un argumento no deja de ser pueril por decir que el punto débil de los alienígenas se encuentra en sus genitales, justo donde tienen el cerebro. Para llegar a eso, la patrulla vecinal de vigilancia que forman se pasa el metraje con sus reuniónes de machotes que beben cerveza.