Tras las elecciones en tres herrialdes vascos, continúan los esfuerzos de la caverna por contrarrestar «la ofensiva». Ayer era la de Urkullu «tras el órdago de Mas», y por la que el diario «La Razón» se mostraba alarmado, titulando en portada «El PNV planea sacar a la Policía y a la Guardia Civil del País vasco». Pero también tranquilizaba diciendo que el Gobierno español «ya estudia los distintos escenarios por la amenaza `latente' de ETA». Ya, como siempre, el problema es ETA, ¿no?

En su editorial, daba instrucciones al Gobierno: «haría mal el Ejecutivo de Mariano Rajoy en no adelantarse al nuevo desafío, que el propio programa electoral citado [el del PNV] considera que hay que abordar `de manera inmediata'. Sobre todo en un momento tan delicado como el actual, en plena euforia independentista de los nacionalistas catalanes, sin que la banda terrorista etarra se haya disuelto y con el contrastado incremento de las acciones callejeras y de desobediencia civil que impulsan las formaciones proetarras». Y la Policía española, claro, es imprescindible para hacer frente a la desobediencia civil, a la «euforia independentista» catalana... y a las trolas de «La Razón», como ese «contrastado incremento de las acciones callejeras». Terminaba el editorial afirmando que «El programa de máximos de los nacionalistas vascos lleva a un proceso independentista y el riesgo de que creen, esta vez sí, una Policía política a su servicio es inaceptable». La salida de las fuerzas armadas españolas, en todo caso, sería un programa de mínimos; en cuanto a la creación de una policía integral vasca, serían las vascas y los vascos quienes tendrían que aceptarla, no «La Razón».

En el mismo diario, Carmen Gurruchaga, con su habitual originalidad, decía que «resulta cuanto menos precipitado hablar de este asunto cuando ETA no se ha disuelto y cuando hace menos de dos semanas la Fuerzas de Seguridad francesas y la Guardia Civil detuvieron en Francia a dos dirigentes de la banda con sendas pistolas y en actitud nada amigabe; y cuando el terrorismo callejero reverdece en las calles de Euskadi». Solo le faltaba decir que los detenidos estaban a punto de llevar a cabo un atentado. Pero además, dice, «ningún reglamento recoge que ni la Policía Nacional ni Guardia Civil tengan que irse de la comunidad autónoma vasca en caso de que la organización armada anuncie su disolución». Ya lo sabíamos. Si no es la excusa de la no disolución, queda el argumento de la ley.