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Raimundo Fitero

Un hueco

 

Algunos aseguran que el reality de MTV, «Gandía Shore», es la máxima expresión del casting como ideario. Es decir, la selección de los participantes es una búsqueda científica de un tipo de jóvenes de ambos sexos que conforman una idea del mundo bastante patética. Un muestrario supremo de lo más tronado. ¿Nadie conoce a tipos y tipas de esas características? Nadie quiere reconocerse en ellos y ellas, pero son una generación amamantada en los realitys anteriores, en la televisión más cutre, con una formación académica básica, que saben que su oportunidad es aparecer lo más salvajes en este reality para hacerse un hueco.

Dan el juego requerido, otra cosa es que la imagen que proyectan sea bastante nefasta, que su estética sea claramente poligonera en el sentido más social del término y que ellas, como dicen sus compañeros sean consideradas «chonis», que es una menar expresiva de calificar a un tipo de joven, que se viste, se maquilla, se peina y se expresa con un léxico muy limitado, casi todo basado en código genital. Casi todo lo que se nos ofrece son escenas de carácter erótico o directamente social, muy chuscas, soeces, borracheras babosas, resacas insoportables y líos de descerebrados. Uno puede imaginar lo que sucede antes de ver las escenas que nos ofrecen y seguro que esas partes serían las más interesantes, porque los subidones que tienen no se corresponden con las ingestas de productos que vemos.

Entre sus detractores están los que se preocupan por la imagen de la ciudad valenciana. Dicen que la vida turística allí no es solamente así. Se sobreentiende, pero destinado a promocionar un lugar de copas, alterne, posibilidades de ligue rápido, calor, música pastillera y festejos continuos, el reality es claramente promocional.

Quizás ese tipo de clientela expulse a otras más familiares, pero el efecto de estos realitys son más leves de lo que ahora mismo se quiere vender como parte de la publicidad del mismo. Lo cierto es que en un canal de la TDT, sus audiencias son considerables. O sea, hay público, muchos de ellos imitadores o forofos de esta manera de concebir la vida. Una realidad existente y más cercana de lo que se quisiera.