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Izaskun Larreategi Cuadra Compañera de Txomin Ziluaga

Respuesta a un artículo de Antonio Elorza

Para todas y todos los que le quisimos tanto, que somos muchísimos, era alguien importante. Acabo para decirle que a su frase de «Seguramente ha muerto políticamente feliz» hay que responder que, efectivamente, compartía la renovada estrategia soberanista de la izquierda abertzale

Dice el señor Elorza en su artículo «Txomin Ziluaga, mi amigo de ETA» («El País», 26 de octubre de 2.012), cargado de razón, que la que fuera su mujer, Marta Bizcarrondo, habría sentido la muerte de Txomin. Seguro, Antonio Elorza, seguro. Usted, sin embargo, muestra en su escrito una carencia relevante de lo que se conoce como inteligencia emocional. Personalmente no creo que en su caso sean «cosas de la edad», sino más bien asuntos relacionados con el peaje que debe pagar a la derecha española. Posición, la suya, que le incapacita para hablar sinceramente de sus sentimientos con respecto a Txomin.

Presume de conocer a Txomin y lo define como «mi amigo de ETA». «Un tipo listo, muy cordial con sus amigos, con una impronta populista de hijo de la clase obrera que no excluía su condición abertzale radical puro y duro. Le detenían por manifestarse tanto en el Aberri Eguna como el Primero de Mayo en Madrid». Lo de «tipo listo» tiene gracia para salir de su pluma. Sin embargo, usted sabe, perfectamente, que él fue conocido como una persona inteligente, que es muy distinto. Conoce de sobra que ha sido un ser humano entero. Querible. Honesto. Generoso. Y, sobre todo, y por encima de cualquier circunstancia, coherente con sus ideas a lo largo de toda su vida. Tranquilo y sereno en las formas. Contundente y sólido en los contenidos.

Ustedes, los empecinados defensores de la España Imperial, habitualmente tergiversan la información que tienen de las personas para, sin el mínimo pudor, inventar estupideces, tanto da que cuadren una imagen preconcebida para un articulito, o lo que sea. Así, le subtitulan el suyo: «Tenía una impronta populista...». Sr. Elorza, por su escrito parece conocerle más bien poco. Sin escrúpulo alguno, recurre, para caracterizarlo, a la repetición grotesca de estereotipos, tal vez, dibujados en agencias ajenas. Habla también del, llamémosle, activismo militante cuando la dictadura. Nombra de pasada una detención; sufrió varias, pero a la que usted se refiere no sucedió en 1.970, sino el 9 de marzo de 1969, «que al producirse le llevó a sufrir la tortura», dice. Pues sí, Antonio Elorza, sí. Fue sometido a tormento durante catorce días y catorce noches. Así lo atestiguó, en su momento, un informe de la OIT, remitido, a través de su abogado, J. A. Etxebarrieta Ortiz, por la UGT al organismo internacional. Y usted, ¿qué hizo cuando supo de las terribles torturas sufridas por su amigo. Nada, Antonio Elorza? Nada.

Siguiendo su relato, dice: «Su tesis sobre Nicaragua era un alegato sobre la necesidad de sustituir la lucha armada por la política». En primer lugar, lamentablemente, hay que aclararle que su tesis no era sobre Nicaragua. Sorprende que todo un catedrático en Ciencia Política vulgarice un trabajo de tesis de manera tan burda, máxime teniendo en cuenta que usted formaba parte del tribunal que calificó su trabajo de Sobresaliente Cum Laude. Hablar de una tesis sobre Nicaragua es no decir nada, señor Elorza. Es sencillamente cambiar, por puro interés, la realidad de las cosas. El trabajo fue «El sandinismo democracia emergente. Nicaragua elecciones 1984-1990». En el mismo se demuestra, justamente, lo opuesto a lo que usted dice, «....era un alegato sobre la necesidad de sustituir la lucha armada por la política». Muy por el contrario, la tesis demuestra que la Revolución Popular Sandinista genera un «Proceso de doble legitimación, con el tránsito de la legitimidad insurreccional, de masiva participación popular, duradera, arriesgada y consciente, a su complementariedad jurídica y política, de formación de gobierno, creación del Consejo de Estado, elecciones de 1984. Constitución de 1987 y elecciones de 1.990». O sea, legitimidad insurreccional y legitimidad electoral. Por cierto, el arrollador tiunfo electoral del FSLN el pasado domingo viene a demostrar que «el poder ciudadano» ha ganado incontestablemente en las elecciones municipales del 4 de noviembre en Nicaragua. Fíjese, sr. Elorza. Participación, 57%; FSLN, 75,7%; PLI, 16,10. En las capitales departamentales (provincias), los resultados son espectaculares. Managua, FSLN 80,17%; Leon, FSLN 87,42%; Chinandega, FSLN 78,55%; Matagalpa, FSLN 78.17; Estelí, FSLN 85,70%; Masaya, 71.05%. Ve usted cómo la tesis doctoral de Txomin Ziluaga cobra plena vigencia.

Más tarde dice que se volvieron a ver cuando él salió de la cárcel de Segovia, después de la muerte de Franco, y que siguió de lejos «su participación en el nacimiento de Herri Batasuna y la actuación como leal a ETA al asumir la secretaría general de HASI, partido etarra-leninista». No deja de ser interesante la conceptualización que hace de HASI, por exótica y estrafalaria, surgida de una autoridad académica tal alta. Más bien parece la definición de cualquier autor de libelos u opinador hostil, cuando se refiere a cualquier tema político relacionado con Euskal Herria. Cuenta después que lo encontró en un bar de Malasaña, charlando con Ramoncín. El catedrático jamás pudo imaginar que el encuentro con Ramoncín tenía por objeto invitar al cantante a participar, como lo hizo, en la elaboración de un disco en homenaje a Pakito Arriaran Arregi, asesinado en El Salvador, cuando combatía al Ejército de aquel país en las filas del FMLN. Aquella hermosa grabación se hizo y participaron, además de Ramoncín, Xabier Amuriza, Lluis Llach, Mikel Laboa, Pepa Flores, Gontzal Mendibil, Silvio Rodríguez, Pantxoa eta Peio, Oskorri, Pablo Milanés, Maite Idirin, Georges Moustaki, Eltzegor, Kortatu, Barrikada, La Polla Records, Hertzainak, Errobi, Itoitz, Akelarre, Niko Etxart y Ruper Ordorika.

De esa frase tan increíble de «Te querría mucho si dejaseis de matar», ¿qué decir? Suena tan ridícula, en boca de un adulto, que es para sonrojar a cualquiera. Y lo de «la pipa sobre la cabeza para garantizar su silencio» es el colmo. ¿A qué silencio se refiere Antonio Elorza? Txomin Ziluaga jamás en la vida dejó de expresar sus razones y sentimientos sobre los problemas, por complejos y difíciles que fueran. Y sobre el atentado de Hipercor hizo su valoración en una asamblea interna del partido. Nunca nadie le puso pistola alguna en la cabeza para conseguir algo de él. Una vez más demuestra o que le conocía poquísimo o que escribe al dictado.

Vuelve a mentir otra vez cuando cuenta la historieta de «Era diputado al Congreso y, aun ausente de las sesiones, ello le permitía viajar gratis. Así que pensó en acabar Ciencias Políticas». No, señor Elorza. Eso es radicalmente falso. Reanudó los estudios académicos cuando dejó la secretaría general de HASI y obviamente no era ya parlamentario. Usted se confunde. Con los viajes que le pagaban por ser diputado hizo con sus compañeras y compañeros la campaña al Parlamento Europeo, consiguiendo Herri Batasuna unos excelentes resultados. Nada más y nada menos que 367.000 votos, más cien mil de ellos de fuera de Euskal Herria. Y continua el relato, «...pero el regreso a la tierra, y tal vez la influencia radical de su mujer, le hicieron regresar también al pasado, según comprobé al invitarle para dar una conferencia sobre el Proceso de Burgos. Llevaba ETA en el alma». Lo de «la influencia radical de su mujer» es otro infantilismo más que refleja inmadurez. ¿Qué quiere decir eso de que «su mujer», yo misma, le influía radicalmente? ¿Que le influía de raíz o simplemente que yo era una radical? Patético. Puedo asegurarle que Txomin llevaba a su pueblo, Euskal Herria, en el alma y, consecuentemente, en modo alguno ETA podía serle ajena.

Al final de su libelo dice que «cuando cerraron las sedes de Batasuna, vi por televisión a un hombre de edad peleándose a patadas con la Ertzaintza. Era Txomin. Pude verle al final de la sala en la foto de la reunión donde fueron presentados los estatutos de Sortu». ¿Dónde están las imágenes de las patadas de Txomin contra agentes embozados y armados hasta los dientes?

Usted, a pesar de contar con una supuesta preparación académica, es un absoluto inepto para entender la grandeza de personas que en palabras del propio Txomin Ziluaga comparten la idea de que «La política no se puede dejar porque no es estar, es ser».

Finalizo como empecé. Dice Antonio Elorza, cargado de razón, que en aquel «viaje a Cuba, que para él se prolongaba hasta Nicaragua: le trataban como a alguien importante». Pues claro, Antonio Elorza. Para todas y todos los que le quisimos tanto, que somos muchísimos, era alguien importante. Acabo para decirle que a su frase de «Seguramente ha muerto políticamente feliz» hay que responder que, efectivamente, compartía la renovada estrategia soberanista de la izquierda abertzale. Aportó cuanto pudo en el proceso. Por ello, para gran parte del pueblo trabajador vasco, él es de los muertos que nunca mueren.

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