En el contexto de la jornada de movilización en Europa convocada por numerosos agentes sociales, hoy Euskal Herria será escenario de una nueva respuesta a una situación de crisis que castiga a la sociedad en su conjunto, especialmente a las personas más vulnerables, cuyo número aumenta día a día. Aumenta y empeora debido a que la única receta de quienes provocaron la crisis, aplicada por los responsables políticos, consiste en precarizar, en empobrecer a millones de personas con el fin de reflotar un sistema depredador que se alimenta de la miseria. Una recuperación que en ningún caso pasa por el bienestar -ni siquiera por atender las necesidades básicas- de la ciudadanía, sino por el desmantelamiento del sistema público y por el recorte de los derechos sociales y laborales.

La muerte el pasado viernes de Amaia Egaña ha aumentado notablemente la indignación de los ciudadanos y ciudadanas de este país y ha dejado más claro si cabe la gravedad de una situación cuyos efectos van más allá del recorte de derechos laborales, pues también afectan a quienes no pueden afrontar el pago de una hipoteca, a quienes padecen el paro, a quienes malviven con una mísera pensión... a la sociedad en su conjunto. Existen, por tanto, sobrados motivos para la movilización. Hay razones para los paros convocados en Italia, para la huelga convocada Portugal o para el llamamiento de varios sindicatos en el Estado español, como para las que los trabajadores griegos llevaron a cabo los días 6 y 7 de este mes y los vascos de Hego Euskal Herria, el pasado 26 de setiembre.

En Euskal Herria, además, la grave situación económica y la supeditación del poder político a las élites financieras han hecho más evidente la necesidad de soberanía económica y política para este país, pues solo desde esa soberanía se podrán implementar políticas al servicio de los ciudadanos. Y es clara, por tanto, la necesidad de responder en clave de país.