El escándalo Petraeus salpica al general que iba a dirigir la OTAN en Europa
La más alta jerarquía militar de EEUU se está viendo salpicada por el escándalo que ha llevado a la dimisión del director de la CIA, el general David Petraeus. Ahora el general al mando de las fuerzas en Afganistán, John Allen, ha visto suspendido su nombramiento como comandante de la OTAN en Europa, aunque el presidente, Barack Obama, dijo ayer confiar en Allen y estar sorprendido por el caso.
GARA | WASHINGTON
El general John Allen, jefe de la coalición internacional en Afganistán, se ha encontrado en medio de la tormenta desatada por el caso Petraeus a su vuelta del país asiático. El escándalo que ha provocado la dimisión del director de la CIA, David Petraeus, ha salpicado a Allen, un general de cuatro estrellas que iba a ser nombrado comandante supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha suspendido el nombramiento después de descubrirse que intercambió mensajes «inapropiados» con la mujer que supuestamente era víctima de acoso por parte de la amante de Petraeus.
Obama mostró ayer su confianza en Allen afirmando que «ha hecho un excelente trabajo». Su portavoz explicó que «el presidente tiene una alta opinión del general Allen y de sus servicios al país, así como del trabajo que ha efectuado en Afganistán».
Obama, sorprendido
Además, el presidente dijo sentirse sorprendido cuando fue informado de la situación del general Petraeus el jueves. «Está muy agradecido al general Petraeus por sus servicios, tanto con uniforme como en la CIA», indicó su portavoz, Jim Carney..
El general Allen continúa dirigiendo las tropas ocupantes de la coalición en Afganistán, pero su comparecencia ante el Senado, que debía confirmar su nominación al frente de la OTAN, fue suspendida.
El secretario de Defensa, Leon Panetta, reveló este hecho en un comunicado en el que señaló que fue informado el domingo por el FBI y que ha encargado una investigación a la Inspección General del Pentágono. En ella se recogen entre 20.000 y 30.000 páginas de correos «inadecuados» entre el general John Allen y Jill Kelly, una amiga de Petraeus y su mujer.
Jill Kelley hizo saltar el caso cuando denunció al FBI haber recibido mensajes amenazantes que los investigadores atribuyeron a Paula Broadwell, biógrafa del general Petraeus. Al investigar, hallaron al relación extramatrimonial entre el militar y Broadwell, provocando la dimisión del director de la CIA y una tormenta política solo tres días después de las elecciones presidenciales.
Antes de su destino en Afganistán, John Allen era el número dos del Centcom, el mando estadounidense en Oriente Medio y el Sudoeste asiático.
El hecho de que el Pentágono lleve su propia investigación y no el FBI parece descartar la divulgación de informaciones clasificadas como secretas o infracciones de tipo penal, según explicó a France Press un oficial de alto rango, que rechazó cualquier «relación» entre Allen y Kelly más allá de la amistad.
Otro responsable próximo a Allen también descartó este extremo, y señaló que el volumen de correspondencia se limita a «varios cientos de correos» a lo largo de años. Entre ellos, Jill Kelley envió a John Allen al menos los mensajes amenazantes que le llegaban de Paula Broadwell. El domicilio de Broadwell fue registrado el lunes en Charlotte (Carolina del Norte).
Este nuevo escándalo se extiende por la más alta jerarquía militar de un país en el que una supuesta infidelidad puede echar por tierra la carrera de un político o, como en el caso de Petraeus, del que que era considerado un «héroe» militar. Además, tiene implicaciones políticas, ya que congresistas quieren saber si se puso en riesgo la seguridad nacional y por qué no fueron informados antes, cuando el FBI conocía el asunto hace semanas. Los más altos responsables del país no fueron informados de la relación entre Petraeus y Boadwell hasta tres días después de las elecciones.
Otro general de cuatro estrellas, el más alto grado en el Ejército de EEUU, William `Kip' Ward, ex comandante de Africom, el mando de EEUU para toda África ha sido degradado a teniente general (tres estrellas) y condenado a reembolsar 82.000 dólares por haber utilizado de forma indebida medios puestos a su disposición por el Pentágono.
El agente del fi que inició la investigación que destapó el amorío que provocó la dimisión del director de la CIA, David Petraeus, fue apartado del caso por la preocupación de sus superiores sobre su implicación «personal» en el asunto, según «The Wall Street Journal». El agente informó a finales de octubre a un influyente congresista republicano.
La dimisión de David Petraeus al frente de la CIA, a solo unas horas de que tuviera que comparecer ante el Congreso para dar explicaciones sobre el ataque al consulado de EEUU en Bengasi (Libia) ha suscitado las sospechas entre algunos republicanos. La idea de la conspiración se ve alimentada por un discurso de la amante de Petraeus, Paula Broadwell en la Universidad de Denver el pasado 26 de octubre, grabado en vídeo y que varios medios han divulgado. En él Broadwell, exoficial de inteligencia militar, hace afirmaciones sorprendentes sobre el ataque al consulado, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses, posiblemente miembros de la CIA. Sostiene que un grupo de libios atacó el consulado para rescatar a prisioneros de guerra custodiados en un edificio anexo de la CIA y sugiere que el propio Petraeus manejaba esa información. Esas palabras se relacionan ahora con la posibilidad de que la biógrafa del general hubiera tenido acceso a información privilegiada por su relación con Petraeus. Una fuente de la CIA negó ayer a «The Wall Street Journal» que deteniendo supuestos «terroristas» en el extranjero. GARA