Bilbao Basket se impone fácilmente en Charleroi
Con el mismo medio gas, pero sin sufrir
Jugadores como Nikos Zisis o Hervelle se bastaron para doblegar a un Charleroi flojo que aguantó hasta el descanso. Pilepic ofreció minutos bastante buenos.
SPIROU BASKET 69
BILBAO BASKET 85
Arnaitz GORRITI
Tampoco es que el segundo partido de Eurocup de Gescrap Bizkaia Bilbao Basket fuese mucho mejor que el primero, pero a diferencia del duelo ante el Buducnost, los vizcainos ganaron con mayor facilidad. Si ante la escuadra montenegrina hubo sufrimiento y un innegable componente de suerte, en el partido de ayer la debilidad del Spirou Charleroi facilitó sobremanera la victoria bilbaina.
Le faltó continuidad a Bilbao Basket, pero cuando se puso a la tarea, el conjunto belga no pudo hacer nada. Nikos Zisis, sobre todo en los primeros compases, se erigió en el rey del encuentro, dirigiendo y anotando ante unos rivales que practicaban un juego antitético a lo que proponía el base heleno: anarquía frente a orden y criterio de un jugador que sumó 14 puntos y 9 asistencias y recibió siete faltas. A partir de esa premisa, el triunfo de los de Fotis Katsikaris se dio casi por supuesto, toda vez que el Charleroi, que ofreció una imagen francamente lastimosa, nunca postuló en serio a ganar, por mucho que se estrenara en su pabellón.
Más aún, a pesar de contar en sus filas con jugadores aceptables como Justin Hamilton -ganador de la Liga ACB en la famosa final del «triple de Herreros»- o el exbaskonista Matt Walsh -máximo anotador del choque con 26 tantos, buena parte de ellos conseguidos en un último cuarto completamente de más-, el Charleroi dio un clínic de cómo obviar olímpicamente lo que es jugar en equipo. Así, Bilbao Basket no precisó que sus mejores hombres anduvieron muy inspirados -tanto Lamont Hamilton como Mumbrú acabaron con valoración negativa-, de modo que otros jugadores como Hervelle, Vasileiadis o Rakovic, incluso el propio Fran Pilepic, secundaron a Zisis en el triunfo vizcaino. Katsikaris se permitió el lujo de dar una bonita ración de minutos a Mamadou Samb -que hubiera disfrutado de más de no haber sufrido un duro codazo del «abuelo» Riddick-, y hasta el propio Sergio Sánchez pudo jugar dos minutos. No es que los jugadores más importantes de Bilbao Basket se pasaran medio partido en el banquillo, pero tampoco es que fuera su encuentro más agotador.
Ruptura en el tercer cuarto
Con todo, y aunque el triunfo bilbaino jamás estuvo en duda, los de Katsikaris debieron esperar hasta después del descanso para dar el golpe de gracia.
Previamente, la anarquía de los belgas había acabado contagiando a Bilbao Basket, sobre todo en los minutos de descanso de Zisis. De esa forma, con un interminable carrusel de tiros libres, más las esporádicas canastas de Walsh, Beghin o Allen, Spirou Charleroi llegó a ponerse a la estela bilbaina: 34-38. Durante esos momentos, Alex Mumbrú cometía una absurda falta antideportiva y el cuadro bilbaino realizaba sus ataques sin un mínimo de criterio.
La charla de Katsikaris en los vestuarios, empero, surtió efecto. La defensa comenzó a apretar un poco y en ataque la buena mano de Rakovic desde la media distancia sirvió para que la ventaja bilbaina volviera a sobrepasar la decena. Ante un Charleroi cegado -Hervelle contribuyó con un par de robos y provocaba la técnica a Foster al que el jugador belga de Bilbao Basket casi le roba la cartera... y la muñeca-, la renta de los hombres de negro se disparó hasta superar los 20 puntos, fruto, a su vez, del acierto en el lanzamiento lejano. Con 46-68 al final del tercer cuarto, compensando el 34-41 del descanso, el duelo estaba ya sentenciado.
En los diez últimos minutos, ambos conjuntos firmaron el clásico «pacto de no agresión», a pesar de que los árbitros se empeñaran en ver alguna falta antideportiva de más y de que Rakovic se fuera a la calle con cinco personales.
En lo que a la anotación se refiere, Hervelle y Matt Walsh engalanaron sus números con un buen número de encestes mientras el partido llegaba de forma inexorable a un desenlace que ya se intuía antes incluso del salto inicial, pero sin el sufrimiento de la semana pasada.
Para ser un partido de relativo guante blanco, el arbitraje se fue a su casa con tres antideportivas y una técnica en su haber. Los jugadores pudieron meter bastantes manos bajo los aros, pero en el perímetro no se permitió casi ningún contacto.
Gente habitualmente destacada como Lamont Hamilton o Mumbrú tuvieron un día bastante gris, acabando ambos con valoración negativa. Fue el día para que Zisis, Pilepic, Rakovic o Hervelle pudieran lucirse más de lo habitual.
El técnico de Bilbao Basket estaba muy satisfecho por la victoria. En opinión de Katsikaris, especialmente contento con Pilepic, su equipo jugó «un partido muy maduro, con mucha inteligencia».
«Hemos salido muy fuertes en defensa, controlando a los jugadores que más daño nos podían hacer: Foster, Walsh y Allen. Ahí hemos marcado la dinámica del partido y en ataque, ya que los árbitros no querían pitar nada bajo los aros, el equipo ha sabido encontrar otra manera de jugar», explicaba.
Asimismo, se encontró satisfecho porque «hemos podido hacer una rotación más larga y la gente ha podido descansar». A. G.