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Miquel Barceló: «La pintura es una suma de todos mis defectos y torpezas»

El artista mallorquín Miquel Barceló cerró ayer en Iruñea la programación de 2012 de la Cátedra Jorge Oteiza, de la Universidad Pública de Nafarroa, con una reflexión sobre su experiencia creadora.

GARA | IRUÑEA

En una nueva edición del ciclo «Escultores sobre escultura», Barceló (Felanitx, 1957) pronunció en el Museo de Navarra una conferencia titulada «La obra escultórica, la arcilla y la pintura», tras ser presentado por Rafael Calvo Serraller, director de la Cátedra Jorge Oteiza, quien se reconoció «fascinado» tanto por la obra como por un artista «absolutamente entregado a su pasión». También se proyectó el documental «El cuaderno de barro», dirigido por Isaki Lacuesta, en el que se muestra el trabajo que Barceló desarrolla en África, país que desde mediados de los ochenta visita con frecuencia. Este ciclo forma parte del programa «Arte y cultura en las sociedades del siglo XXI», que cada año convoca a un escultor de proyección internacional de la talla de Richard Serra, Richard Deacon o Waltercio Caldas.

Barceló explicó la importancia que tiene en su obra la arcilla, un barro cocido pero «no cualquier barro» del que señaló: «No es mi intención hacer apología de la materia fecal, pero la relación con la arcilla parece evidente». Reconocido con el premio estatal de Artes Plásticas en 1986 o el premio Príncipe de Asturias a las Artes Plásticas en 2003, entre otros galardones, el artista reconoció sentirse bien con la arcilla ya que «es el material que mejor recoge los defectos y las imperfecciones» y también con las grietas que crea, las cuales, dijo, «forman parte de mis obras». Además, el horno de cerámica le sirve también para deshacerse de muchos de sus cuadros, comentó Miquel Barceló, quien desveló igualmente que le «encanta» enmohecer o rascar sus cuadros. «Es un placer un poco neurótico».

Tras asegurar que para él la pintura empieza a surgir «cuando puedo asumir que es la suma de todas mis defectos y torpezas», comentó que le resulta «mucho más fácil escribir» de sus cerámicas que de sus pinturas. «La cerámica es como el genérico de la pintura», indicó, para señalar que «de alguna manera, la cerámica contiene la pintura».

La intervención de este poco convencionar artista -en una entrevista reciente aseguró que «no creo en el nacionalismo ni en el independentismo, soy más bien un separatista radical. Yo separaría no sólo Cataluña, sino trozos minúsculos»- estuvo salpicada de anécdotas y confesiones, como ese «pequeño truco o superstición» que tiene de «hacer cada día algo que no hubiera hecho antes». «Es como un pequeño juego privado», dijó el artista.

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