El rechazo a las medidas de austeridad implantados por diferentes gobiernos europeos se hizo ver en diversos países del viejo continente como Bélgica, Italia o Irlanda. Las protestas se desarrollaron de diferente manera en todos ellos, aunque predominaron los mensajes de rechazo a los recortes y de solidaridad con los países que más están padeciendo los ajustes.

En Italia, se vivieron momentos de tensión durante la jornada de protesta, donde se sucedieron varios enfrentamientos entre manifestantes y Policía. Decenas de miles de personas secundaron la manifestación y se desarrollaron paros de cuatro horas en el sector privado y de 24 horas en el público.

En Irlanda la jornada de movilización tuvo poca repercusión, ya que los sindicatos realizarán una protesta nacional el próximo 24 de noviembre. Ayer se concentraron ante el Banco Central Irlandés, en Dublin, como muestra de solidaridad con las protestas en otros países.

En Bélgica, se desarrolló un paro de 24 horas dentro de la jornada de acción convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES). El transporte fue el sector en el que más se percibió la huelga, ya que prácticamente no circulaban trenes y autobuses en el sur del país y el tráfico en el norte y en Bruselas se vio muy afectado. La protesta también tuvo una gran incidencia en correos, la enseñanza, los hospitales o Belgacom, el principal proveedor de servicios de telecomunicación.

Los sindicatos protestaron especialmente en el sur de país, por ser la zona más afectada por el desempleo. La manifestación central se celebró en Bruselas, frente a la sede de la Comisión Europea, donde, según la policía local, se congregaron entre 1.500 y 2.000 personas.

Bajo el lema «Por el trabajo y la solidaridad en Europa. No a la austeridad», ciudadanos belgas y representantes de otros países europeos como Chipre, Irlanda, Portugal, Estado español, Grecia y Alemania se congregaron ante la institución para «protestar contra políticas que ya se ha demostrado que no funcionan», según declaró la secretaria general de la CES, Bernardette Ségol. La protesta tuvo lugar ante un amplio despliegue policial que acordonaba los accesos a los edificios comunitarios.

Una gobernanza diferente

Ségol abogó por «un contrato social europeo» basado en el «diálogo social, la negociación colectiva y la justicia económica y fiscal», al tiempo que reclamó «una gobernanza económica diferente». Asimismo, confió en que la CE dé una respuesta a este mensaje.

Bruselas, por su parte, dijo entender las protestas y señaló que demuestran el «alto precio» que los ciudadanos pagan por la crisis, aunque aseguró que «todas las iniciativas» del Ejecutivo comunitario tienen el crecimiento y el empleo como «prioridad».