JORNADA DE PROTESTA CONTRA LAS POLÍTICAS DE AJUSTE
Madrid defiende con cargas policiales los recortes de la Troika
Alberto PRADILLA | MADRID
El Gobierno del PP no se salió del guión previsto. No quiso escuchar el mensaje que le lanzaron ayer los centenares de miles de personas que secundaron la huelga general en el Estado español e insistió en defender el camino emprendido desde que Mariano Rajoy llegó a Moncloa: profundizar en los recortes que se dictan desde la Troika (Comisión Europea, Banco Central y Fondo Monetario Internacional). Y lo hizo a golpes. Pese a que todos los indicadores económicos evidencian el empobrecimiento general, el ministro de Economía, Luis de Guindos, insistió en que los hachazos sociales son «el único camino». Como viene siendo habitual, Moncloa dedicó su tiempo a poner en cuestión el éxito de la huelga y a hostigar a los piquetes con un fuerte despliegue policial que, en muchos casos, buscaba la confrontación directa. Las cargas, que se repitieron desde primera hora de la mañana hasta la noche, ponen de manifiesto que, al menos en la calle, el PP tiene cada vez más dificultades para controlar la situación. Y eso que faltan todavía tres días para que se cumpla un año de su victoria electoral. Muy sintomático del planteamiento del Ejecutivo resulta el hecho de que fuese el Ministerio del Interior el encargado de dar la cara sobre el desarrollo de las protestas. Cuestiones represivas al margen, la jornada de ayer marcó un punto y seguido en las movilizaciones en el Estado español, con marchas masivas tanto en Madrid como en otras localidades.
Los dos principales sindicatos, CCOO y UGT, cifraron en un 77% el seguimiento, más de nueve millones de personas. Unos números levemente inferiores a los que se registraron en marzo. En la línea de siempre, el Ejecutivo respondió a las imágenes de marchas masivas con datos sobre consumo eléctrico y las habituales consignas de «normalidad», reduciendo la protesta a una cuestión de orden público. Al margen de unos datos y elementos que buscan desviar la atención, la imagen de ayer fue la del creciente hartazgo. Este se expresó en los paros, en los piquetes, y también en marchas abarrotadas como la de Madrid, que colapsó todo el trayecto entre Atocha y Colón.
De Celenque a La Princesa
En términos movilizadores, la protesta de ayer en Madrid evidenció varias cuestiones. Por un lado, el hartazgo creciente, que bascula entre las convocatorias de CCOO y UGT y las alternativas, con cada vez más peso y que son el blanco prioritario de la acción policial. Por otra, que las luchas, como los recortes, se multiplican y convergen. Este punto se puso de manifiesto con la marcha que unió la plaza de Celenque, donde afectados por las hipotecas acampan desde hace tres semanas frente a la sede de Bankia, con el hospital de La Princesa, amenazado por la reconversión y en el que los sanitarios están encerrados.
En Celenque, a escasos metros de Sol, donde resisten las víctimas de los desahucios, un enorme cordón policial había blindado la sede de Bankia. Su objetivo era impedir que los acampados recibiesen la solidaridad de las miles de personas que acudieron allí como punto de referencia. «¡Sí se puede!», era el grito más coreado. El hartazgo contra los bancos es algo muy evidente. Ayer, muchas sucursales de Madrid amanecieron embadurnadas de pintura y marcadas con la palabra «asesinos». Esta escena se repitió en otros puntos del Estado español. En Murcia, por ejemplo, la Policía llegó a golpear a afectados que se manifestaban frente a una entidad financiera.
Las cargas habían comenzado casi desde el minuto cero de la huelga. A medianoche ya se evidenciaba que los agentes tenían ganas. O, al menos, la orden de tensar la cuerda. Suele ser habitual que la presencia de miembros de los piquetes de CCOO y UGT frene la agresividad de los agentes. Ayer no ocurrió así y los antidisturbios llegaron a plantarse en la puerta de la sede de la central dirigida por Ignacio Fernández Toxo.
Enfrentamientos nocturnos
No obstante, las acometidas más duras del día se produjeron pasadas las 13.00 horas en las inmediaciones de Cibeles. Allí, miles de personas enfilaban el camino hacia el hospital La Princesa cuando fueron interceptados por agentes que pretendían impedir el paso. En un primer momento, los manifestantes lograron atravesarlo. Pero una nueva carga, con varios heridos, dispersó a los manifestnantes, que siguieron camino al centro médico en medio de esporádicas acometidas.
La marcha más multitudinaria tuvo lugar por la tarde. Fue la convocada por CCOO y UGT, que unió Atocha y Colón y que estuvo centrada en exigir al Gobierno que «rectifique» y con la demanda de referéndum sobre los ajustes como punto en la agenda. Allí estuvieron presentes delegaciones de PSOE o IU. En ella, tanto Toxo como Cándido Méndez apelaron a la convocatoria de más movilizaciones. Junto a ellos, representantes de los colectivos a favor de la sanidad pública, de la educación y en contra de los recortes.
Mientras los secretarios generales de CCOO y UGT cerraban sus discursos, en las inmediaciones del Congreso se produjeron las cargas más brutales. La plataforma 25S había convocado una vigilia en Neptuno que tenía previsto durar hasta hoy. Sin embargo, desde las 21.00 horas, los enfrentamientos se reprodujeron. La imagen de Madrid se acercaba más a la de Atenas.
El ministerio del Interior español cifró en 123 el número de detenidos durante la jornada de huelga, así como más de 70 detenidos. No obstante, las cargas proseguían por la noche, por lo que este número pudo incrementarse.
Diputados de IU, ICV, ERC y PSC no acudieron al Congreso para secundar la huelga. Amaiur se solidarizó, por lo que sus cargos electos no tomaron parte en las sesiones salvo una intervención de uno de los diputados en el debate de los Presupuestos.
CCOO y UGT cifraron en más de un millón el número de personas que tomó parte en la marcha de Madrid. Como es habitual, la delegación del Gobierno español rebajó esta cifra hasta los 35.000, pese a que la marcha colapsó la ciudad.
Un total de 202 operaciones de vuelo se cancelaron a lo largo de la mañana de ayer en los aeropuertos españoles como consecuencia de la huelga general, si bien se realizaron con normalidad 537 operaciones, según informaron fuentes de AENA.