Primer acto: se retiran el día previo todos los contenedores del centro de la ciudad, criminalizando de antemano la movilización. Segundo acto: se impide que la manifestación de sindicatos alternativos y movimientos sociales siga el recorrido previsto, evitando en todo momento que confluya con la de CCOO y UGT. Tercero: se divide la manifestación y se carga a diestro y siniestro, generando pánico y reacción -dos furgonetas de la Policía española incendiadas-, en una movilización hasta el momento tranquila. Acto final: titulares sobre la violenta huelga.

Podría ser el resumen de la obra representada ayer en Barcelona por los Mossos d'Esquadra al final de la multitudinaria manifestación anticapitalista, convocada por los sindicatos alternativos y los movimientos sociales -a la que se sumó la CUP-. El balance policial hablaba de trece detenidos a última hora de la noche de ayer.

No fue la única actuación estelar del día, ya que en Tarragona abrieron la cabeza a un menor que caminaba junto a su madre. Los Mossos se excusaron señalando que la porra rebotó en una mochila, saliendo disparada a la cabeza del niño. Al cierre de esta edición, no habían dado todavía explicación sobre el policía trasladado al hospital después de que un furgón policial lo atropellara.

importante seguimiento

Por lo demás, la jornada de huelga transcurrió con pocos incidentes y con un seguimiento importante, más allá de la habitual guerra de cifras entre sindicatos -seguimiento del 85%- y el Govern -17%-. Las masivas manifestaciones de la tarde mostraron el alcance de la movilización, superando la cifra de asistentes de la pasada huelga del 29 de marzo. En la manifestación de CCOO y UGT -a la que se sumaron PSC, ERC e ICV-EUiA- participaron un millón de personas, según las exageradas cuentas de los sindicatos; 110.000 según el exiguo recuento de la Guardia Urbana.

De esta manera, la huelga general irrumpió ayer en la campaña electoral catalana, introduciendo en el primer plano de la actualidad el malestar social provocado por los recortes que en Catalunya han aprobado CiU y PP. Precisamente, estos dos partidos -que buscan constantemente el cuerpo a cuerpo en la cuestión nacional- son los que no mostraron su apoyo a la convocatoria hecha por los sindicatos.