En Euskal Herria hay quien todavía se frota los ojos viendo a CiU defendiendo el Estado propio. ¿Cómo se explica este giro?

Es la conclusión de todo un proceso. Resumiéndolo mucho, se puede decir que el catalanismo político siempre había apostado por implicarse en la transformación y modernización del Estado español. Sin embargo, nos hemos encontrado con que la España moderna, democrática y europea es igual de insensible a las reivindicaciones de Catalunya. Pasó con el Estatut y ha vuelto a pasar con el pacto fiscal. Es una vía agotada. Así lo ha entendido la sociedad, que el 11 de setiembre dijo `aquí no hay más recorrido, necesitamos los mismos instrumentos que cualquier Estado'. Y CiU, que siempre ha querido aglutinar las grandes mayorías, se pone de lado de esta reivindicación, la asume y la quiere liderar.

Después de años de «peix al cove», de Majestic y de acuerdos con el PP, hay quien duda de que vayáis en serio.

Como dice Mas, aquí no estamos para calentar sillones. El pueblo de Catalunya ha salido a la calle y nosotros debemos estar a su lado, por lo que es un camino que no tiene retorno. Ha sido justamente el president Mas el que se ha puesto al lado de la gente. Ahora hace falta ver si la gente masivamente se pone al lado del president.

Y sin embargo, parece que la palabra independencia sigue siendo tabú en el lenguaje convergente. ¿Hay miedo a utilizarla?

No hay miedo a utilizarla, pero hay que ser conscientes de que el mundo, y sobre todo Europa, nos mira. Tenemos que dejar claro que nuestra vocación es ser un Estado, pero dentro de la Unión Europea. Una radio española me preguntaba un día sobre un ejemplo de Estado que sea Estado propio pero no sea independiente; contesté que España misma, ya que no decide la política monetaria, ni la agrícola, ni la presupuestaria, porque ha cedido soberanía. Queremos ser como Dinamarca, como Austria, como Holanda, estados propios que han cedido soberanía en la construcción de Europa. Fíjate que nosotros no decimos la palabra independencia, pero la pancarta del 11 de setiembre tampoco, aunque todo el mundo gritaba independencia, y yo el primero. Cuando tienes la responsabilidad de liderar este proceso, tienes que hablar con mucha pulcritud para que te entiendan dentro, pero sobre todo fuera.

En el programa proponéis que la consulta se celebre de acuerdo a «la legalidad que se acontezca». ¿Qué quiere decir esto?

Bueno, nosotros pediremos que se pueda hacer por la vía del referéndum, si no nos legitimaremos con una Ley del Parlament, que es la Ley de Consultas. Si el Estado nos lo intenta impedir de todas las maneras, buscaremos apoyos a nivel internacional, sobre todo en aquellos países donde la democracia es la base. Nosotros hablamos de preguntar y ellos de prohibir.

Está claro que en el Estado no encontraréis demasiados aliados para la consulta; y parece que en la Unión Europea, de momento, tampoco. ¿Cuál es la hoja de ruta de CiU para hacer efectivo el derecho a decidir si la consulta no cuenta con el aval ni del Estado ni de Europa?

El president Mas siempre dice que mientras exista este anhelo en la sociedad catalana, la consulta la haremos. Estoy seguro de que al final, aunque no por vocación propia, el Estado acabará negociando, más con la comparativa que tenemos con el Reino Unido. Pero para eso hace falta una gran reacción del pueblo de Catalunya, por eso apelamos a este resultado excepcional el 25 de noviembre.

¿Esperabais esta reacción desde el Estado español?

Lo que creemos es que no quieren entender nada de lo que pasa en Catalunya. Nos gustaría que reaccionasen más racionalmente. Eso sí, nosotros siempre hemos dicho que, mientras lo hagamos desde la radicalidad democrática, la seriedad, la serenidad, el rigor y el civismo, esta batalla la ganaremos.

Vamos al 25 de noviembre. De la victoria de CiU no duda nadie. ¿No conseguir la mayoría absoluta sería un fracaso?

Fracaso no, pero cualquier cosa que no sea mayoría absoluta o una mayoría incontestable, nos dificultará el proceso, porque España solo está pendiente de que Mas no obtenga la mayoría absoluta y en Europa están pendientes de si eso de la Diada Nacional se traduce en apoyo real a la persona que ha tenido el coraje de ponerse delante y convocar elecciones.

El primer día de campaña, Mas anunció que la consulta sería el primer tema que el Govern llevará al próximo Parlament. Las posiciones de los partidos están bastante claras en todos los casos menos en el del PSC. ¿Qué os esperáis de los socialistas?

Depende, nos tienen muy desorientados. De momento, lo que nos gustaría es que nos diesen su apoyo a la consulta, porque la suma de más de cien diputados nos daría mucha fuerza para pedirlo. De hecho, estos días están diciendo que están a favor de la consulta.

Siempre que sea a través de un acuerdo con el Estado...

Bueno, pero como de entrada lo que haremos será pedir a Madrid que nos deje hacer el referéndum, hay margen. Lo que no haremos es rechazar a nadie que esté a favor de la consulta.

En este camino hacia el Estado propio, Junqueras decía el otro día que Esquerra podría ser mejor aliado que Duran i Lleida. ¿Qué le parece?

Lo que me parece es que Esquerra, cada vez que ha sido decisiva, ha hecho president a un candidato del partido socialista. Estos son los hechos. Hace unos años, hubo una serie de gente independentista que quiso dar un voto sofisticado votando a Esquerra, para que así apretase a CiU. Esta gente se encontró con que su voto sirvió para hacer presidente a Montilla.

Esto por el lado de Esquerra. ¿Y por el de Duran i Lleida?

El programa electoral, en el que hablamos de la consulta y del Estado propio, está validado y Duran i Lleida es consecuente con lo que aprueba e impulsa. Lo que pasa es que muchas veces explicita las dudas, los matices, los miedos que tiene la gente del país. Debemos tener en cuenta a toda esta gente, porque si queremos que esto salga bien, debemos ser muchos los que estemos a favor. El 25 no se acaba nada; el 25 comienza todo.