El líder del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado en la prisión-isla de Imrali, pidió el fin de la huelga de hambre que desde hace 66 mantienen cerca de 700 presos kurdos para exigir la suspensión del aislamiento de Öcalan, el uso del kurdo en los tribunales y el derecho a recibir la educación en kurdo.

«Hoy -por ayer- he visto a mi hermano cara a cara en la cárcel. Quiere que haga pública de manera inmediata su petición sobre la huelga de hambre. Esta acción ha logrado su objetivo. Deben poner fin a la huelga sin la menor vacilación», afirmó el hermano de Öcalan, según recogieron medios turcos.

El viernes, uno de los presos tuvo que ser hospitalizado a causa de una úlcera estomacal con sangrado. Umit Aslan, de 32 años, en huelga de hambre desde el pasado día 4, fue trasladado a un centro sanitario debido al agravamiento de su estado. Los médicos comenzaron a suministrale un complejo vitamínico. Se desconocía si el preso había aceptado el tratamiento o si le fue suministrado de manera forzosa.

Horas antes de que se hiciera pública la petición del líder del PKK, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reiteró su rechazo a la huelga de hambre, que tildó de antidemocrática. «No es el método adecuado para reivindicar los derechos propios en democracia», dijo desde el aeropuerto de Atatürk de Estambul. «No queremos dejar a la gente morir en las cárceles, sino que nuestro propósito es mejorar las condiciones de los presos», manifestó.

El mandatario turco arremetió también contra el partido kurdo Partido Paz y Democracia(BDP), al que acusó de «ordenar matarse» a los participantes en la huelga.