P. CABEZA | BILBO

Andrés Pérez Domínguez  se presenta como un sevillano que nació el mismo día que Neil Armstrong ponía el pie en la luna. «Hace bastantes años lo dejé todo para dedicarme a inventar historias. Muchos pensaron que estaba loco, otros que era un valiente, pero tal vez es que no tenía otro sitio adonde ir. Todavía no me he arrepentido», sentencia Pérez, quien acaba de publicar “El silencio de tu nombre”, donde  cuenta cómo el Estado español realizó sin escrúpulos negocios con los nazis, abasteciéndose del oro saqueado en los países ocupados. Además de proporcionarles un refugio seguro en territorio español y entorpecer el trabajo de quienes querían ponerlos delante de un tribunal o, por contra, facilitarles la huida a otros lugares. «Por afinidad política, amistad o incluso por necesidad, no puede decirse que seamos del todo inocentes», apunta.
La trama se sitúa en enero de 1950, cuando Erika Walker, viuda de un agente secreto aleman, huye a Madrid con un importante legajo de documentos que implican a altos cargos nazis en el exilio, su amante Martín Navarro, exmiembro miembro del PCE, se ve obligado a abandonar París y perseguirla. Aunque sabe que en España le espera la cárcel si es capturado por la policía franquista o la muerte por traición si sus camaradas del Partido lo descubren, Martín lo arriesgará todo, incluso sus convicciones ideológicas, por volver a reunirse con Erika. Con la policía, los nazis, los comunistas y la CIA pisándole los talones, ambos amantes se verán envueltos en una trama de de espionaje e intereses ocultos más compleja y peligrosa de lo que nunca hubieran imaginado.

Con estos argumentos y las hábiles líneas de desarrollo narrativo de Andrés Pérez, el escritor construye una novela densa, sugerente y sin descanso página a página. Es como leer una buena película donde las tramas se cruzan entre las altas luces y los faroles de la noche, describiendo continuamente sombras repletas de vida y muerte, espías, pasión y remordimientos... La novela negra también queda reflejada a lo largo de sus numerosas páginas.

«Estoy convencido de que la principal razón por la que alguien dedica su tiempo a leer ficción es para disfrutar. a mí me gustan las novelas que cuentan historias, los libros en los que pasan cosas, los que me emocionan y al terminar de leerlos me falta tiempo para recomendarlos. No puedo sino intentar transmitir a mis lectores el mismo entusiasmo», aclara Pérez Domínguez .

El marcos de la Segunda Guerra Mundial es un entorno que parece estimular la inspiración histórico novelística de Andrés Pérez. «Me interesan mucho los años 30, 40 y 50 del siglo XX y todo lo que sucedió en Europa entonces. Esta época ofrece un abanico fantástico de posibilidades para desarrollar temas que se han convertido en comunes en mis novelas como la lealtad, la traición, el honor, la amistad, la responsabilidad y, por su puesto, el amor«, precisa Pérez.

El autor de “El silencio de tu nombre” también cree que la guerra saca lo mejor y lo peor de cada uno, pero con matices: «Creo que sí, pero tampoco estoy muy seguro de ello. La guerra no me interesa especialmente, lo que realmente me apasiona son los efectos colaterales que comporta en la vida de las personas. Algunos se convierten en héroes muy a su pesar, otros deben llevar una carga para la que nadie les ha preparado», perfila.

«Me gustan los personajes desubicados que no acaban de encontrar su sitio, que saben que tienen la batalla perdida y no se rinden» matiza un escritor con un buen número de premios.