Aduriz vio la quinta amarilla y no estará ante el deportivo
Los leones no faltan a su cita
Diez minutos duró el tuteo al Madrid, hasta que los errores en defensa penalizaron en exceso ante un Madrid con un gran Benzema, una enorme pegada y que terminó endosando otra manita a los leones. Al menos, el Athletic no perdió nunca la cara al partido.
REAL MADRID 5
ATHLETIC 1
Joseba VIVANCO
El Athletic no faltó a su habitual cita en el Bernabéu. Ni a su habitual goleada. Once minutos le duró al Athletic el tuteo al Real Madrid. Los justos hasta que Benzema decidió reivindicarse en su nueva titularidad. A partir de ahí, la pegada de los merengues fue letal, bombardeando a un Iraizoz que se vio impotente por momentos, ante un equipo rojiblanco que, si algo hay que sumar en su favor, es que nunca, ni con el marcador adverso inalcanzable, le perdió la cara al rival. Sufrió, es verdad, y mucho, porque Ronaldo y compañía, o mejor ayer, Benzema y compañía, son como un martillo eléctrico. Machacan. Tuvo errores que le costaron tantos y dilapidaron el partido, volvieron a llevarse un zurrón de goles como viene siendo habitual las últimas temporadas, pero no es menos cierto que los leones trataron de ser siempre fieles a su filosofía de juego. Fieles y entregados, porque lo que tuvieron que correr tras los blancos no lo aguanta el cuentakilómetros.
Chocaban San José e Iraizoz sus puños instantes antes del pitido inicial. Luego, el central navarro estuvo presente, para mal, en los tres goles merengues. ¡Lo que le penalizan al defensor puntuales jugadas cada vez que tiene oportunidad de demostrar su valía! Y eso que los leones pisaron el césped queriendo dejar marcada su presencia, que diría Bielsa.
Jugarla y no perderla, insistió el técnico rojiblanco, y a eso salieron los suyos, con largas posesiones, permitiendo, eso sí, algunos disparos de Callejón o Ronaldo, al que respondió Ibai con otro desviado. Pero este tanteo duró lo que un caramelo a la puerta del colegio. Jugada de ataque rojiblanco, recupera Modric, teledirige un balón a lo largo de cincuenta metros a la espalda de San José y Aurtenetxe, para que Benzema, ayudado por el lateral, proyecte una vaselina imposible para Gorka.
Quedó el Athletic medio noqueado y fue entonces cuando el Madrid se acomodó y encontró huecos, obligando a Iraizoz a hacer horas extras. Lo intentaba Ronaldo desde cualquier postura, Ramos de cabeza, Modric arriba, y en una falta lateral llegó el segundo. Desde que el balón partió de la bota de Özil el balón ya estaba en el fondo de la red. Pésima defensa de la jugada y Ramos, de cabeza, ganando la marca a San José, no perdona.
Y lo peor es que, sin tiempo siquiera para asimilar el error, saque de centro, sigue el partido, llega la pelota a un incisivo Benzema, de espaldas en el vértice del aérea bilbaina, se gira con `Sanjo' detrás y traza una curvatura geométrica lejos de la manopla de Iraizoz. 3-0 y Llorente a calentar a la banda, entre aplausos de la grada del Bernabéu y coros de su nombre.
Penalti de Coentrao no pitado
Castigo muy duro para unos leones a quienes les estaban penalizando los errores propios, pero que no le iban a perder la cara al choque. Siguieron a lo suyo, tratar de jugar la pelota, a lo que saben, aunque seguían faltos de profundidad, seguramente la que da De Marcos. Benzema seguía siendo una pesadilla para la zaga, Callejón mandaba un balón al poste, pero el Athletic no renunciaba a nada y, fruto de esa fe, llegaba el golazo de Ibai Gómez, calcado al logrado ante el Lyon en Gerland. Su primer tanto en Primera, en 50 partidos. Con ese regusto del gol logrado se iban los rojiblancos a vestuarios, de donde saldría Fernando Llorente en lugar de un Muniain con una sobrecarga en el adductor derecho, situándose Aduriz como un segundo punta.
Los de Bielsa saltaron a presionar arriba, a no perderle la cara, pero el Madrid era el que martilleaba la portería visitante, y cuando no era Ronaldo, aparecía por sorpresa Ramos. Pero fue Özil, a placer, a pase de Benzema, el que haría el cuarto a los diez minutos, justo en la siguiente jugada en la que Coentrao tocó con la mano dentro del área y los trencillas no se dieron por aludidos. El imponderable que faltaba. El penalti que faltaba. Del 3-2 al 4-1.
Ya no era un golpe, era un mazazo, que pudo ser de KO si el francés hubiera acertado con otro balón que sobrepasó a Gorka y Aurtenetxe sacó bajo la línea de meta. El partido entró en un correcalles, en el que el Madrid, con espacios, se siente cómodo. El Athletic mandaba en la posesión de balón, 40-60%, pero sin justificarla. La tuvo Modric poco después y el portero navarro se sacó una mano de escándalo evitando el quinto.
De ahí el final, lo del Madrid fue un continuo tiro de la tómbola, donde los blancos se prodigaban al ataque, hasta que Khedira, recién entrado, aportó su golito, el quinto. Un paseo marcial para los madrileños, con los bilbainos siguiendo, eso sí, a lo suyo, a no mirar al marcador, como después del partido nadie querrá mirar en las estadísticas los disparos a puerta de los madrileños. La estadística fue bárbara. 20 chuts. Casi nada.
Una sangría que no fue a más porque el 5-1 era ya bastante castigo, como lo fue la lesión de Muniain, la de un Gurpegi que se retiró cojeando y la quinta amarilla de Aduriz, que no podrá jugar ante el Deportivo. Ahora toca Europa League, Liga y Copa. A enmendar errores.