Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Recordando: «Aro Tolbukhin»
Luces y sombras planean sobre una historia que muestra las obsesiones, las prisiones, que habitan en la mente del ser humano, en el lado más oscuro, en ese lugar que, a veces, cobija a la perversidad. Dirigida por Agustí Villaronga, Lydia Zimmermann e Isaac P. Racine «Aro Tolbukhin. En la mente del asesino» (2002) nos habla de la historia de un húngaro llamado Aro Tolbukhin que en 1981 fue detenido por quemar vivas a siete personas en Guatemala. Tras su detención y autoinculpación de estos y otros crímenes, confesó que además había asesinado a otras diecisiete mujeres, todas ellas embarazadas. Fue condenado a muerte pero las investigaciones judiciales descubrieron numerosas incoherencias en el caso. Poco antes de la ejecución Tolbukhin se entrevista con dos documentalistas franceses. A partir de este momento la película indaga en su trayectoria vital, en las personas que lo rodearon, en sus recuerdos. La duda embriaga al espectador que, mediante la magia de un relato en el que las fronteras se quiebran y la historia se construye en torno a la mente del protagonista, viaja al lado de su confusión, una confusión que hacemos nuestra. Con maestría los tres directores filman en diferentes formatos y traspasando las fronteras de los géneros. Su coqueteo con el discurso cinematográfico, su ironía sobre la verdad de la imagen mostrada, consigue sin cuestionamientos morales, de modo poético en ocasiones y ofreciendo libertad al espectador, llevarnos de viaje por la mente del asesino, para comprender, asistir, a la revelación de su vida. Este fascinante artefacto merece una revisión.