Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo se juegan hoy en el frontón Bizkaia de Bilbo (18.00, ETB1) el segundo billete para la final del Cuatro y Medio. Una semifinal que ha levantado una enorme expectación entre los aficionados y cuyo aplazamiento, por culpa de una gripe de Irujo, ha derivado en un tenso cruce de declaraciones a lo largo de toda la semana.

Definir el choque como una «final anticipada» sería una falta de respeto a Oinatz Bengoetxea, que se ha ganado a pulso el derecho a ser protagonista en la lucha definitiva por el título, pero es obvio que los dos pelotaris que se miden en el recinto de Miribilla son los más completos de la actualidad. Ellos también lo saben y, quizás por ello, se han esforzado estos últimos días en intentar demostrar la cuadratura del círculo.

De partida, sorprendió bastante que Aimar Olaizola reconociera ante los medios no haber visto el decisivo partido de cuartos entre Irujo y Barriola, del que iba a salir su rival en semifinales. También llamó la atención que el de Ibero, doble campeón del Cuatro y Medio (2006 y 2010) y cinco veces finalista, dijera tan tranquilo hasta en dos ocasiones que tenía «mucho que ganar y poco que perder». La respuesta de Aimar no se hizo esperar, señalando que Irujo debería salir más presionado porque no ha podido ganar ninguna txapela en los dos últimos años.

Sea como fuere, lo cierto es que los aficionados podrán disfrutar de un nuevo capítulo de una de esas rivalidades que hacen grande el deporte. Un cara a cara que se ha repetido en 27 ocasiones contando las tres grandes competiciones del año -Parejas, Manomanista y Cuatro y Medio-, 8 de ellas en la final.

Un encuentro al que ambos llegaban en plenitud de facultades, aunque el proceso vírico superado por Martínez de Irujo ha creado cierta preocupación esta semana y hará que el dinero salga un poco más a favor de Olaizola II. No obstante, el de Ibero ha dejado claro que eso no será excusa: «Yo, si salgo, lo hago con todas las consecuencias, si me gana Aimar será porque ha sido mejor que yo y punto». Porque, en el fondo, se trata solo de eso. De batallar en la cancha.