Alpinismo | Tien Shan
Nueva gran línea directa en la cara norte del Khan Tengri
Los kazajos Ildar Gabassov, Vassily Pivtsov y Alexander Sofrygin escalan en el sietemil del Tien Shan una combinación de la «Koroteva» de 1986 y la «Studenin» de 1974. Fueron nueve jornadas de ascensión para tres kilómetros de pared en estilo alpino.
Andoni ARABAOLAZA
El Khan Tengri (7.010 m, Tien Shan) es el sietemil más septentrional que existe, y sus características climáticas y otros muchos factores hacen que la escalada en ese sietemil sea algo más que un sietemil. Así, su cara norte es una de las más largas y complejas, y, por ello, atrae a una buena parte de los alpinistas más en forma de la zona.
Es el caso de la cordada kazaja formada por Ildar Gabassov, Vassily Pivtsov y Alexander Sofrygin, quienes en nueve jornadas de esfuerzo firmaban una gran línea directa; una combinación de las rutas «Koroteva» de 1986 y «Studenin» de 1974. Empezaron a las 3.30 de la madrugada del 12 de agosto e hicieron cima el 20 hacia las 10 de la mañana. Diez horas más tarde se encontraban en el campo base.
La actividad en sí la desarrollaron en estilo alpino, en un inmenso murallón de tres kilómetros. La pared empieza a 4.200 metros y finaliza en su cumbre a 7.010 metros. En el siguiente relato, Sofrygin detalla los puntos más importantes de la ascensión. Una escalada que se encuentra entre los candidatos a las mejores actividades de la zona.
El relato
«Entre los planes originales del equipo estaba una expedición al Pamir, pero, por falta de presupuesto, nos quedamos en una zona más asequible económicamente para nuestros bolsillos. Nos decantamos por la cara norte del Khan Tengri, una de las más largas y complejas. Su orientación norte y su dificultad le añaden todavía más dificultad. Esta pared tiene muchas rutas, pero, a pesar de todo, sigue siendo muy atractiva para muchos alpinistas.
A pesar de que sabíamos de su dificultad, intentaríamos una vía lógica. Y por ello nos decantamos por la parte central de la pared. La ruta comienza en la «Koroteva», pilla algo de la «Zakharov» y luego se mete en la «Studenin». Sin duda, escalamos una hermosa combinación de los tramos más duros de dichas líneas.
En esencia, la ruta es muy difícil. En primer lugar, porque tuvimos que hacer más de 65 tiradas. Y, en segundo lugar, debido a la complejidad del relieve de la pared y por el compromiso a la hora de meter seguros.
La parte inferior del muro estaba en condiciones muy peligrosas; los desprendimientos de roca y hielo eran cosntantes. La parte central, en cambio, se compone de esquistos. Este tipo de roca nos dio quebraderos de cabeza a la hora de buscar un lugar fiable para meter los seguros. Por si todo ello fuera poco, la roca estaba cubierta de hielo y nieve. Era una pared muy tiesa, y tuvimos que superar en dicha sección dificultades entre el V y el 6a.
Como nuestro objetivo era escalar en estilo alpino, la aclimatación la llevamos a cabo en la ruta clásica. El 12 de agosto salimos del campo base. Fuimos bastante rápidos, ya que queríamos evitar los desprendimientos. Tras 12 largos de hielo, una zona de roca compleja y 17 horas de escalada llegamos a nuestro primer vivac.
Al día siguiente hizo mal tiempo, y nos obligó a encerrarnos en la tienda. Las constantes avalanchas que caían nos aterrorizaron. Durante este año en el Tien Shan ha habido muchos desprendimientos, y ese hecho lo vivimos en nuestras propias carnes.
Seguía nevando, y la pared se encontraba cada vez más cubierta. Realizamos esfuerzos enormes para superar las zonas rocosas que estaban cubiertas de nieve.
Pasábamos mucho tiempo retirando dicha nieve para poder emplazar un buen seguro. Llegamos a los 6.200 metros de altura; era el sexto día de escalada. Nos las arreglamos para superar lo que denominamos la «zona amarilla», con muchos tramos de roca y dificultades de hasta 6a. Aunque las condiciones mejoraron, la altitud y el cansancio empezaron a hacer mella. Empezamos a pensar en la posibilidad de buscar un itinerario más fácil, pero tras superar lo más duro no quisimos dejar de lado la idea de seguir rectos y establecer una línea directa.
Después de superar las dificultades técnicas más duras, ya a 6.400 metros, vimos que la cima la teníamos muy a mano. Pasamos una última noche, y a la jornada siguiente hicimos cima. El trabajo de Vassily fue descomunal, y es que lideró la mayoría de los largos. Ildar y yo le seguíamos. Ildar fue siempre el último, ya que le faltan 5 falanges de la mano fruto de unas congelaciones de la invernal que hizo el pasado enero aquí».
¡Grande e impresionante! Es una pared imponente, en la que el frío fue la constante. Ante ti tienes un murallón de nada más y nada menos tres kilómetros pasados. Una gran pared muy larga y vertical. Las dificultades técnicas fueron de consideración, y es que es una ruta bastante complicada. Tiene orientación norte, escalas hielo y roca, y, además, esta temporada nos ha tocado escalar con mucha nieve. Ésta se pegaba a la roca, y dificultaba la progresión. Las posibilidades de asegurarte de modo fiable eran muy escasas.
Así es. Aparte de otras secciones claves, en general hemos tenido que tirar mucho de piolet en zonas secas; mucho dry-tooling. Pero, sí, el contrafuerte fue lo más duro. En algunas secciones el desplome era de hasta 100º. Y todo ello en una altitud entre los 5.360 y 5.600 metros. Esa jornada fue Vasily el que lideró la cordada, y solo pudo escalar 5 largos de 60 metros.
Ya sabes que existen factores que no los puedes controlar como son las avalanchas o las caídas de piedras. La parte más peligrosa fue la aproximación a la pared, y es que durante una hora no paraban de caer grandes trozos de hielo. Cuando el sol «calentaba la pared» los desprendimientos eran constantes. El 12 de agosto, por ejemplo, cayeron tantas piedras que la situación se convirtió literalmente en aterradora. También sufrimos mucho con las avalanchas durante el descenso y con las nevadas. Aún así nos las arreglamos, y es que nuestro lema principal fue la ¡seguridad! Los vivacs, por ejemplo, no eran nada cómodos, pero siempre los organizamos seguros.
Este ha sido mi primer paredón de estas características, y no tengo con qué comparar. Sobre todo he escalado rutas clásicas a gran altitud, pero técnicamente no tan duras. Quizás se parezca a la cara norte del pico FreeCorea. El Khan Tengri, por ejemplo, a partir de la mitad de la pared se muestra dura y compleja, y en caso de alguna lesión no es un lugar nada bueno para el rescate. Este tipo de paredes no deja hueco al error, y tanto física como sicológicamente exige mucho. Cualquier error te lleva a la tragedia. Este murallón no es más que una especie de examen, un punto de partida para los alpinistas de la ex Unión Soviética. Como dicen algunos históricos, en la norte del Khan te conviertes en un verdadero alpinista.
A. A.
Ildar Gabassov, Vassily Pivtsov y Alexander Sofrygin abren una línea directa en la cara norte del Khan Tengri.
La nueva ruta es el resultado de una combinación de los tramos más duros de la «Koroteva» y la «Studenin».
El trío kazajo necesitó nueve días para abrir la nueva ruta; una ascensión que realizaron en estilo alpino.