Eduardo García, Javier López Irisarri Miembros de la Ejecutiva de CCOO de Euskadi
Somos lo que hacemos, no lo que decimos
El pasado 12 de noviembre se publicó en este diario un artículo, firmado por tres dirigentes del sindicato LAB, cuyo objetivo final no era otro que el de hacer pública su oposición a la Jornada Europea de Acción y Solidaridad convocada, para el día 14 del mismo, por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), y que se concretaba en la realización de manifestaciones en varios países europeos y de huelgas simultáneas en España, Portugal, Italia y Grecia.
Pero como suele ser muy complicado tratar de justificar lo injustificable, no les ha quedado otra que hacer afirmaciones que no se ajustan a la realidad vertiendo, además, algunas opiniones que hemos considerado oportuno refutar. Tuvimos dudas sobre si era o no conveniente responder de forma pública a los dirigentes de LAB, pero sucede que, a veces, el que calla, no sólo calla, sino que también otorga y, en esta ocasión, no están las cosas para dejarlas pasar.
Nos ha causado gran perplejidad que las razones utilizadas por LAB para oponerse a la convocatoria de huelga general se limiten a las meras excusas y a negar las evidencias. Comienzan afirmando que la convocatoria de la CES no era un primer paso dentro de una estrategia de respuesta europea, sino una maniobra de Toxo, como Presidente de la CES, para dar legitimidad y sostén a la convocatoria que, a nivel estatal, realizaron CCOO, UGT, USO y las organizaciones que forman parte de la Cumbre Social; para seguir diciendo que el sindicalismo de acompañamiento que practicamos CCOO y UGT impide cualquier acción unitaria con el sindicalismo nacionalista; después nos acusan de que les hicimos llamamientos para desconvocar la huelga del 26-S y ahora les criticamos por no convocar la del 14-N, y terminan proclamando que la clase trabajadora vasca avanza por su propio camino y que tienen capacidad de movilización como lo prueba la convocatoria de cinco huelgas generales.
En conversaciones mantenidas con dirigentes de LAB, entre los que se encuentra alguno de los firmantes del artículo, se nos dijo que la decisión de LAB de no convocar la huelga del 14-N tenía sus causas principales en algunas actitudes mantenidas por ELA hacia su sindicato. «Sea cual sea nuestra decisión es muy complicada pero vamos a poner a ELA en un brete»; «han sido unos prepotentes al decir que LAB no se ha leído el contenido de la Reforma Laboral»; «las huelgas las convocan los sindicatos y no las organizaciones sociales como ha dicho ELA»; son alguno de los argumentos que utilizaron. Todo esto lo manifestaban cuando pensaban que ELA iba a convocar la jornada de huelga. Nuestra sorpresa se produce en el cambio de LAB, cuando conoce la decisión de ELA de no convocar la huelga, desdiciéndose del compromiso adquirido en Bruselas.
Y el cambio consiste... en volver a lo de siempre, es decir, en buscar al enemigo común al que culpar de todos los males y justificar, con argumentos reiterativos, su inexplicable decisión. Y en esta estrategia es donde se suceden los ataques a CCOO de Euskadi, con un estilo en el que el exceso verbal es su característica principal. Exceso verbal que ya practicó su secretaria general, con las impropias manifestaciones realizadas contra el secretario general de CCOO de Euskadi en el contexto de la Huelga del 26-S. Pero el exceso verbal suele ocultar, en la mayoría de las ocasiones, la falta de una capacidad de respuesta rigurosa a las propuestas de los adversarios.
Es cierto, y así lo reconocemos, que las ímprobas gestiones realizadas por Toxo han tenido mucho que ver con la convocatoria de una jornada de movilización europea, pero no por las razones que de forma mezquina le atribuye LAB. En CCOO hemos tenido muy claro que tras la caída del Muro de Berlín, el consiguiente desconcierto ideológico determinó el debilitamiento de la política. Pero reconocíamos también los avances tecnológicos experimentados en el mismo período que permitían intercambiar bienes, valores y servicios en un tiempo récord. Y añadíamos: «cuando la política no es capaz de aprovechar los progresos de la humanidad para orientarlos al servicio de los intereses generales, es el mercado quien los aprovecha».
Hoy se puede afirmar que ganan los mercados y pierden la democracia, la política y el estado social. Por eso, se han producido las mayores desigualdades desde la II Guerra Mundial. Y la clase trabajadora vasca podrá avanzar, o no, en su propio camino, pero será incapaz de poner freno a las desigualdades si ante un poder económico global se responde con propuestas políticas y sociales cada vez más locales y con menos capacidad de contrapoder. Si la izquierda política y social estuviera limitando su campo de actuación a la idea Estado-Nación, consustancial a la revolución industrial del siglo XIX, estaríamos avanzando... para atrás, como los cangrejos.
Por eso la convocatoria de la Jornada Europea del 14-N que reivindica un nuevo contrato social, debe suponer un antes y un después en el movimiento sindical europeo. Por eso os pedimos, en su día, que desconvocarais la huelga del 26-S, para convocar todos juntos una movilización europea que nos hiciera recobrar la ilusión y nos permitiera recuperar contrapoder sindical tan necesario frente a los mercados. Cualquier otra interpretación es una estulticia y una sinrazón, pero eso ya lo sabe LAB.
CCOO de Euskadi fiel a su tradición unitaria ya ha mostrado una coherencia entre lo que dice y lo que hace. Nunca hemos contraprogramado vuestras convocatorias, lo que sí habéis hecho vosotros desde hace tiempo. Muy al contrario, convocamos huelga el 29-J de 2010 haciéndola coincidir con la convocatoria de ELA y LAB. Vosotros, sin embargo, no convocasteis la del 29-S de 2010. Es más, hicisteis oposición activa.
Sería bueno que todos asumiríamos que somos organizaciones con proyectos estratégicos diferentes y legítimos que deben ser respetados. Eso no imposibilita buscar espacios de unidad. Siendo conscientes de las dificultades que ofrece el camino de la unidad. El camino de la división se recorre más fácilmente. La unidad requiere de diálogo, esfuerzo, renuncia y síntesis. Pero, como quedó demostrado el pasado 29-M, es la única garantía de éxito y, además, es el capital que mayor rentabilidad ofrece a la clase trabajadora. Porque el éxito de las movilizaciones obreras no está en si se convocan más o menos huelgas generales, sino en que las movilizaciones fortalezcan los derechos conquistados en tantos años de lucha, a los trabajadores y a las trabajadoras y en consecuencia a las organizaciones sindicales.