BOBADAS ALPINAS | Kike de Pablo, alpinista
Patrick Edlinger, «In memoriam»
En la película “Holy Motors” de Leos Carax, el protagonista recorre París en una limusina interpretando por la ciudad diversos papeles que tiene al parecer asignados, o viviendo diferentes vidas, a gusto del espectador. Al final de la jornada, su último papel es de vuelta a casa con su familia, al fin y al cabo otra interpretación más, empapada de una silenciosa desesperación acentuada por la melancólica canción del esquivo interprete francés, Gérard Manset, “Revivre”: «Se querría volver a vivir y eso quiere decir vivir de nuevo lo mismo… Volver a hacer aquello que uno ama, volver a sumergirse en el frío líquido de los días, siempre iguales… y uno piensa que no ha tenido tiempo de terminar el libro que había comenzado al empezar a crecer; el libro de la vida límpida y gesticulante; donde se era salmón que sube y desciende… ahora devenido alguien anónimo y de paso, greñudo, despeinado, deforme… Uno cree que es mediodía pero el día se ha agotado; no vale la pena decir más, el sueño se acaba». Y me acuerdo del alpinista y escritor Jean Michel Asselin hablando del recién fallecido Patrick Edlinger para France-Télévisions. Su soledad, la difícil transición de una ingrávida “vida en la punta de los dedos”, símbolo de la escalada bella y difícil, a una vida rutinaria, con las limitaciones de la edad y la estupidez de los profesionales de la zancadilla. «Uno quisiera revivir, revivir, revivir, levantarse, recomenzar, sentir subir la savia… pero no se puede… no se puede…».