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«Hace falta mucha concienciación social y sobra la batalla política»

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lluÍs Verdaguer
Alcalde de Taradell

Además de ser el alcalde de Taradell, una localidad de la provincia de Barcelona que cuenta con algo más de seis mil habitantes, Lluís Verdaguer (CiU) preside la Mancomunitat la Plana, que engloba a doce municipios. En todos ellos, los residuos se recogen de manera selectiva, puerta a puerta.

Oihane LARRETXEA | DONOSTIA

Taradell es un municipio catalán que cuenta con unos 6.200 habitantes. Hasta ahí nada del otro mundo. No obstante, el pasado año se convirtió en el pueblo que más recicló de toda Catalunya, llegando al 86,23%, a través del puerta a puerta, sistema que se implantó hace diez años. De ello habló el martes en Legazpi el alcalde Lluís Verdaguer, junto a Enric Coll, técnico de la Diputación de Barcelona, en la conferencia que organizaron conjuntamente este Ayuntamiento guipuzcoano y la Mancomunidad de Sasieta.

¿Cómo y cuándo implantaron el sistema de recogida de residuos puerta a puerta?

Empezamos implantándolo en un pequeño barrio que engloba a cien viviendas en el año 2002 y se acabó de implementar en todo el municipio de Taradell entre 2004 y 2005.

Lo pusimos en marcha a raíz de que la localidad vecina de Tona, la primera de Catalunya en hacerlo, obtuvo muy buenos resultados. Allí, además, hubo previamente una fractura social considerable en torno a la construcción de una incineradora (en la actualidad está cerrada). Después de unos doce años en activo, el nuevo equipo que llegó al gobierno no apoyó esta infraestructura y propuso este modelo de recogida selectiva.

¿El sistema ha sufrido cambios con el paso del tiempo para adaptarse a las necesidades?

Diría que sigue tal cual se implantó, no recuerdo que se hiciera ningún cambio significativo. Incluso dentro del mismo municipio tenemos funcionamientos distintos: hay una parte en la que se recoge de noche, mientras que en un par de urbanizaciones se recoge de día.

¿Cuáles son la características de su sistema?

A diferencia de lo que se hace en el resto de Catalunya, sacamos un mismo día y dos veces por semana papel-cartón y envases. La fracción orgánica se saca a razón de tres veces por semana, y un día para el resto, mientras que el sábado no hay servicio. Por último, desechos como pañales y compresas se permite retirarlos cada día. Otra particularidad que tenemos es que seguimos manteniendo los contenedores para el vidrio porque, al ser un contenedor muy limpio, se puede recoger más de vez en cuando, ya que por motivos de ruido es el más molesto. Nos funciona bien así.

Las cifras que manejan hablan de un reciclaje de más del 86%.

Taradell alcanzó esa cifra el año pasado, pero no es un éxito aislado de la localidad, porque la media de la Mancomunidad está en el 82%. La ventaja principal que veo a este sistema es que quien está concienciado tiene la garantía de que su residuo se recoge adecuadamente después de que haya hecho la separación. En cambio, en un contenedor puede haber diez familias concienciadas pero por una que no lo esté echa por tierra el trabajo de los demás.

¿Ha costado concienciar a la ciudadanía?

Si dijera que desde el primer día las personas están concienciadas no sería cierto. Sí que hubo gente que al principio se llevaba la bolsa al municipio de al lado, etcétera, pero duró lo que duró, porque al final es más cómodo dejarla frente al portal. Durante el par de horas en que cuelgan las bolsas de los postes el pueblo estéticamente no es tan bonito, pero a cambio no hay ningún contenedor.

En Gipuzkoa el debate social se ha avivado y los partidos políticos se han atacado mutuamente con este tema. ¿Ocurrió allí algo similar?

En ninguno de los municipios de la Mancomunidad de la que soy presidente. Sí que ha habido entre la población particulares que se han pronunciado en contra, pero no se han hecho ni manifestaciones ni recogidas de firmas.

Normalmente allí, al menos en el caso de nuestro pueblo, los dos grupos que estaban en el gobierno -CiU que tenía la Alcaldía, y ERC- lo apoyaron de manera unánime.

¿Cree que la politización puede alimentar la tensión social?

Sí, y es una lástima. Si algún peligro veo es que para que este sistema funcione tiene que haber mucha conciencia social. Le sobra la batalla política. En Catalunya sería impensable que un partido político, fuese del color que fuese, se opusiera al puerta a puerta.

Hay quien plantea alternativas, como el quinto contenedor.

Antes del puerta a puerta ya lo teníamos, pero la tasa del reciclaje apenas rondaba el 23%, con el problema añadido de que el orgánico que se recogía tenía muchos impropios, como bolsas de plástico.

¿Algún dato económico que destacaría?

Con el puerta a puerta hemos conseguido que se estabilicen los costes, que rondan los 50 euros por habitante y año. Además, en Catalunya hace tiempo que penalizan las toneladas que se llevan al vertedero. Si no hubiésemos implementado este sistema, el ciudadano pagaría unas tasas mucho más altas.

Pero el problema vendrá a partir de ahora; es decir, los que ya hemos hecho el trabajo de concienciación y reciclaje ya sabemos dónde estamos, y para nosotros que suban exponencialmente el precio de los vertederos no nos afecta, ¿pero, el que recicla un 20% o menos? Será preocupante. Precisamente, con los problemas económicos actuales es cuando debemos ser más eficientes.

¿Cree que se debería `premiar' y `penalizar' económicamente?

Sí. Si no fuera tan complicado modificar los impuestos y las tasas, sería partidario. Una vez visité un pueblo del norte de Italia. Imagínate si estaban concienciados que se pagaba por generación, es decir, en función de los kilos que cada uno llevaba a reciclar. Lo único que recogían en las casas era lo orgánico.

Así nos daríamos cuenta de lo que consumimos. ¿Podría ser esta la dirección más adecuada?

El problema es que la tasa de las basuras es una tasa muy política e injusta porque, al menos en mi pueblo, se paga por vivienda, y claro, no es lo mismo una vivienda con cinco miembros que con uno. En la actualidad trabajamos para que los doce municipios de la Mancomunidad paguen el mismo impuesto, para a partir de ahí intentar que se pague por habitante o por generación, que sería lo perfecto.

 

tasa individual

«La dirección a tomar es que se pague por habitante y por la cantidad de residuos que genera cada persona. Eso sería lo perfecto»

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