Juan Martínez de Irujo y Pablo Berasaluze cerrarán su participación en este Cuatro y Medio con uno de esos partidos que a nadie apasiona disputar pero que, con tanto aplazamiento, al menos puede servir para saciar el hambre de los pelotazales. El cruce entre ambos en el primer partido de la liguilla de cuartos resultó vibrante y pleno de emoción, y poder ofrecer al siempre entregado público de la bombonera un espectáculo de similares características es el objetivo de ambos.

No obstante, las miras de todos los aficionados están ahora mismo centradas en la final que Aimar Olaizola y Oinatz Bengoetxea disputarán el próximo domingo, día 9, en Gasteiz y, como no podía ser de otra forma, a ambos pelotaris se les pidió su pronóstico para ese partido.

Tratándose de dos compañeros de empresa, el compromiso fue algo mayor para el delantero de Asegarce, que apostó por la vía diplomática y logró no mojarse, incluso en un día meteorológicamente tan adverso como el de ayer. «Veo una final muy abierta, ambos están en un gran momento de forma y puede ganar cualquiera. Como los dos son grandes amigos, que gane el mejor», se limitó a declarar el de Berriz.

Más acorde a su personalidad, Juan Martínez de Irujo fue más directo y coincidió con la cátedra, a la hora de señalar como favorito a su verdugo el pasado domingo en Bilbo. «El favorito es Aimar, ha jugado cinco finales y ha ganado las cinco. Además, en la liguilla le ganó relativamente fácil, pero es una final, con muchos nervios y mucha tensión y todo cambia mucho. No obstante, Oinatz es un tío que se viene arriba en estas citas y también le puede ganar».

Por mucho que en la previa de esa semifinal el de Ibero afirmara que ante Olaizola II tenía «mucho que ganar y poco que perder», el de Ibero seguía, aún ayer, rumiando su derrota y el hecho de haber cuajado una buena actuación no terminaba de satisfacerle.

«Preferiría haber hecho un partido peor y estar ahora preparando la final», señaló el pelotari de Aspe, que no quiso que el proceso vírico sufrido la semana previa al partido sirviera como atenuante de la derrota.