Raimundo Fitero
Exterminadores
Debo apuntarme un tanto: predije que el programa de tarde de La Sexta, «Alguien tenía que decirlo», no podía aguantar porque no se ajustaba al modelo requerido para esa hora de la tarde, porque utilizaba un lenguaje no apropiado y porque no aportaba ninguna novedad. Los exterminadores televisivos, es decir los telespectadores, han decidido por inmensa mayoría no hacerle caso, y la cadena ha prescindido, a las dos semanas, del programa fallido. Cosas del directo. Este negocio es así de cafre. Ellos jugaban a ganar, pero se equivocaron de época, lugar y horario.
Al que podemos empezar a considerar un exterminador es a Alberto Chicote, el famoso conductor de «Pesadilla en la cocina», pues se ha sabido que el restaurante visitado la semana anterior, Castro de Lugo, ha cerrado definitivamente. No sirvieron las reformas, ni la promoción añadida por el programa. Pero lo más grave es que la entrega emitida el pasado jueves, tenía un componente muy doloroso: el propietario del restaurante Dómine Cabra, murió el pasado octubre, por lo que no pudo ver por televisión el programa grabado hace ya unos meses. Una circunstancia causal, pero que añade gotas de morbo a la leyenda de este espacio que parece haber llegado a un límite de audiencia. Suficiente, pero que irá bajando porque, insistimos, la reiteración es clara, aunque en cada caso existan elementos diferenciadores, pero la verdad es que nos sabemos el guión, porque, a nuestra manera, nosotros también formamos parte de unos exterminadores silenciosos, pero insaciables.