EL SADAR | Osasuna se impone al Rayo
La ola buena coge altura y asegura dulces sueños
Osasuna prolonga su racha ascendente con el tercer triunfo de la temporada, que le permite dormir fuera de posiciones de descenso.
OSASUNA 1
RAYO VALLECANO 0
Amaia U. LASAGABASTER
Cuarto partido con la puerta a cero, cuarto partido -cinco, si se incluye el choque copero- en positivo para Osasuna, que definitivamente parece hacerse subido a la ola buena. A la que todavía le quedan muchas millas por recorrer antes de llevar a los rojillos hasta la orilla, pero que al menos les permite coger altura. Esta noche se han dado el gustazo de dormir fuera de posiciones de descenso y, a expensas de lo que suceda en el resto de la jornada, pueden seguir allí toda la semana.
Con una sensación especialmente satisfactoria, si es cierto eso de que las victorias sufridas son las más queridas. Porque para prolongar la ola hubo que sobrevivir a un maremoto. El del Rayo, ese equipo capaz de encajar seis goles hoy y anotar cuatro mañana. De caer en la primera eliminatoria copera a manos de un Segunda y, tres días después, llegar a Iruñea con posibilidades de alcanzar puntos de Champions. Un equipo que siempre va de cara, sin miedo a que se la partan, que no deja de buscar la portería contraria, sea cual sea el marcador o el minuto de partido, y que arranca el motor directamente en quinta. A Osasuna le costó mucho esfuerzo y disciplina sobreponerse a la locura rayista. Y realmente solo lo consiguió a ratos. Pero fueron los suficientes para hacer bueno el gol, golazo, de Kike Sola y brindar por fin un triunfo a su afición, dos meses después de la goleada frente al Levante.
Hubo cierta fortuna, bien es cierto. Porque el colegiado interpretó involuntaria una mano clarísima de Raoul Loé en el área y, en el contragolpe posterior, llegó la primera acción de peligro de Osasuna y también su primer y único gol. Con un buen balón por la derecha de Cejudo, que habilitó a Sola para que el Cascantino enviara el balón a la escuadra opuesta.
La fortuna de los rojillos también se convirtió, en cierta manera, en su condena. Porque la ventaja siempre invita a caer en la tentación de recular, más a una escuadra necesitadísima como la navarra. Y eso, sobre todo con 85 minutos por delante, roza el suicidio ante un equipo como el Rayo. El sufrimiento, en el caso de Osasuna, no se hizo esperar. Necesitó mucho trabajo y unos cuantos minutos para frenar el ímpetú de un rival que en un cuarto de hora ya había forzado tres córners y dos intervenciones de Andrés. Los centrocampistas locales se las deseaban para interceptar balones y el ataque continuo y múltiple de los madrileños es de los que hacen aflorar los nervios de la zaga más templada. La de Osasuna no fue excepción, aunque en líneas generales se las arregló para evitar más trabajo del deseable a su guardameta.
Pausa efímera
Fue mediado el primer tiempo cuando Osasuna empezó a acompasar la respiración. Bajaron las pulsaciones a un ritmo más llevadero y, si bien el gol de la tranquilidad no tenía demasiados visos de llegar -aunque un centro peligrosísimo de Sisi y, sobre todo, un remate a la media vuelta de Sola, pudieron tener mejor destino-, el balón dejó de rondar el área navarra.
Aunque la tregua no duró demasiado. A un cuarto de hora del descanso, Sisi se lesionaba -verdadero infortunio el de Osasuna en ese sentido porque las tres sustituciones se debieron a problemas físicos- y el viento volvió a cambiar de dirección. Otra vez tocó sufrir, aunque los rojos llegaron con vida al descanso.
Y pareció que también iban a conseguirlo sin demasiados problemas en una segunda parte que empezó al gusto del conjunto local. Con más centrocampismo, menos velocidad, abundantes interrupciones y ni una sola intervención de Andrés y Cobeño durante el primer cuarto de hora.
Lamentablemente, alguien hizo sonar el despertador y el encuentro se convirtió en un correcalles en su última media hora. Treinta minutos en los que se rozó el segundo gol rojillo -sobre todo con un doble remate de Cejudo y Armenteros en la misma jugada, que probaron los reflejos de Cobeño, y un disparo de Joseba Llorente que se marchó pegado a la base del poste-, pero también el tanto del empate. Que, de hecho, llegó, aunque Delgado Ferreiro acertó al anularlo por fuera de juego del enrachadísimo Leo Baptistao.
Con el transcurso de los minutos, los nervios fueron amenazando con dar un paso más y convertirse en histeria. No era para menos, con un premio tan suculento como los tres puntos seriamente amenazados por un rival que no cejó en su empeño -y no dudó en meter más madera en la recta final- hasta el último suspiro. Pero el sufrimiento valió la pena. Osasuna acabó celebrando la victoria y se aseguró, como mínimo, una noche de dulces sueños.
José Luis Mendilibar, como acostumbra, fue sincero en sus declaraciones postpartido y no ocultó que el Rayo se mereció seguramente un resultado algo mejor que el cosechado finalmente. «Ha sido el partido más difícil que hemos tenido, ante el mejor equipo al que nos hemos enfrentado tanto en casa como fuera. Hemos tenido suerte en el gol y a ellos les ha faltado el último pase para poder marcar. Porque no han tenido muchas ocasiones claras, pero es verdad que nos han llegado bastantes veces hasta el área pequeña. Nos llevamos tres puntos sin hacer tantos méritos como ellos, aunque hoy hemos visto poco fútbol y pocas ocasiones. Otras veces estamos mejor situados o parece que jugamos mejor y al final nos vamos de vacío. Por eso, a su míster le he dicho que se han merecido más de lo que han sacado», destacó el técnico de Zaldibar sobre lo visto sobre el césped del Sadar. Sobre el hecho de poder salir de los puestos de descenso, Mendilibar se limitó a destacar la importancia de lograr tres puntos que permiten «seguir con tranquilidad lo que ocurre el fin de semana y lo que hacen los demás equipos en sus partidos».
El entrenador visitante, Paco Jémez, también destacó que, en su opinión, el juego de su equipo fue mejor que el de Osasuna. «Me queda una mala impresión la derrota porque hemos hecho un partido espectacular. Estoy muy contento de cómo ha jugado mi equipo a pesar de encontrarnos con un gol tempranero. Hemos hecho un partido muy completo y hemos sido superiores al contrario. Osasuna, como me esperaba, ha sido un equipo aguerrido con mucho nivel físico. Se han encontrado con un gol que les ha dado tranquilidad», manifestó el técnico rayista. GARA