A partir de todo hecho negativo o luctuoso, debemos extraer conclusiones que nos posibiliten seguir adelante con ilusión y optimismo en nuestro proyecto personal y colectivo, sin obviar la asunción de compromisos en la eliminación de aquello que provocó el daño o la injusticia.

Durante 48 horas, la Universidad de Deusto ha tenido una presencia nada grata en las redes sociales y los medios de comu-nicación. Pero, felizmente, las aguas van volviendo a su cauce. El informe pericial de la Ertzaintza descartaba que, «a través de las investigaciones practicadas por los especialistas informáticos, se hubiera producido ningún robo de información entre las personas que acceden a la red informática inalámbrica de la Universidad de Deusto». Y se reconocía que somos una entidad que cumple con los protocolos de seguridad y privacidad al alcance de cualquier otra institución, entidad social o empresa, con no más riesgos de vulnerabilidad que los comunes.

Pero este aspecto, que nos hace recuperar la tranquilidad y la confianza, no es la cuestión principal y no debemos dejar que nos desoriente. Hemos vivido uno de esos muchos casos en que se refleja el uso irresponsable y poco ético de la tecnología y las redes, presenciales y digitales, en el que incluso se ha cometido un delito contra el derecho a la privacidad, en el robo pero también en la colaboración en su reenvío y difusión. Y nuestro foco de atención debe estar en ese punto. En primer lugar, con una reacción solidaria hacia quienes han sido víctimas. En segundo, con una profunda reflexión en torno a la cuestión por parte de las propias redes sociales, los medios de comunicación, las empresas vinculadas a las tecnologías de la comunicación, las instituciones, los centros educativos, las familias y los ciudadanos en general.

Como centro educativo universitario, pasado el mal trago de vernos zarandeados en algunas redes y medios, debemos reflexionar y pasar a la acción, incidiendo en la información que facilitamos habitualmente a nuestra comunidad universitaria (profesionales, investigadores, personal técnico y estudiantes) y a la sociedad en general sobre la privacidad y las condiciones de seguridad de sus dispositivos electrónicos académicos y personales. Pero, sobre todo, debemos posibilitar cauces para la reflexión sobre el uso ético y responsable de las redes y los dispositivos electrónicos a nuestro alcance, así como en el análisis crítico de la información a la que tenemos acceso. Algunas iniciativas se irán poniendo en marcha en las próximas semanas y meses.

Y dicho esto, con permiso de las redes sociales y medios de comunicación, en la Universidad de Deusto nos volvemos a lo que son nuestras tareas principales: el poder atender convenientemente a los 10.000 estudiantes, familias y profesionales que confían en nuestra oferta formativa, participando en alguna de nuestras titulaciones. Siempre desde la búsqueda permanente de la innovación pedagógica, la mejora de nuestra calidad educativa, el impulso del plurilingüismo... Desde nuestra preocupación constante por un trato humano cercano, una atención personalizada, y la empleabilidad de nuestros titulados.

Nos volvemos, ilusionados en la espera, hacia los centenares de jóvenes y familias vascas y procedentes de otros lugares del Estado y del resto del mundo que este año querrán incorporarse a nuestro proyecto universitario. Volvemos al trabajo en la ampliación del fondo de becas, con fondos propios y apoyo decidido de los antiguos alumnos, para hacer frente a la gente que lo está pasando mal y, sin embargo, desea iniciar o continuar sus estudios entre nosotros.

Nos volvemos a investigar , generar y transferir conocimiento, en la búsqueda de soluciones a los retos y problemas sociales, ambientales, políticos, económicos y culturales que nos acucian: paro, desahucios, emprendimiento, inmigración, violencia de género, cooperación al desarrollo, energía, sostenibilidad, plurilingüismo, gobernanza, envejecimiento, tecnologías para una mayor calidad de vida, calidad en la enseñanza, derechos humanos... Desde el trabajo interdisciplinar de las ciencias sociales, humanidades, educación, psicología, teología, derecho, ciencias empresariales, economía, ingenierías y tecnología. Con presencia activa y comprometida de nuestros equipos en el Plan Universitario y en el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación, con el apoyo fundamental del Gobierno Vasco; la iniciativa de cocreación Bizkailab, con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia, que quisiéramos extender a Gipuzkoa y Araba de la mano de sus órganos forales; la colaboración con las capitales vascas en sus proyectos de ciudad presentes y futuros; y el trabajo de colaboración con empresas y entidades sociales sin ánimo de lucro.

Nosotros a lo nuestro: la docencia y la investigación desde los referentes del Plan Deusto 2014 y el Campus de Excelencia Aristos Campus Mundus 2015, desde nuestro compromiso con la promoción de la justicia y la innovación socialmente responsable y sostenible.

Y todos, a pensar en el uso razonable, ético y responsable de las redes sociales y los dispositivos electrónicos a nuestro alcance, desde el absoluto respeto por la dignidad de las personas y las entidades. El análisis de los hechos de los días pasados debería servirnos de lección.