Raimundo Fitero
En apuros
Empresarios en apuros. Cuando alguien que ha sido el presidente de todos los empresarios españoles acaba detenido por varias causas instruidas en la Audiencia Nacional, nadie más puede hacer un chiste, ni una editorial, ni una columna de opinión. Estos hechos con sello del juzgado abarcan todo lo que piensa el común de los mortales de un tipo de empresario sin escrúpulos, de bancarios con mucho pedigrí, pero nada de ética, de ministros que ayer eran empelados de un banco en quiebra, y hoy siguen siendo empleados de varios bancos a los que están inyectando dinero público para que se convierta por arte de birlibirloque en dinero privado, en dividendos y en sueldos de escándalo.
Podemos asegurar que existen miles de empresarios en apuros que sufren no por lo que han robado ni especulado o malversado sus bienes, sino porque la situación ha variado, porque la economía está en caída libre. Es decir, no hacemos causa general contra los empresarios, sino contra ese tipo de empresario de relumbrón que no tiene nunca suficiente con lo que ganan a costa de hundir a los demás. El caso que ha abierto los noticiarios de ayer, el de Gerardo Díaz Ferrán, es de manual. Un empresario aventurero, alimentado por sus concomitancias políticas, recibiendo casi regaladas empresas públicas para privatizarlas, que él ha llevado a la ruina absoluta, provocando, además, desastres sociales inconmensurables.
Empresarios que no dudan en meterse con un programa como «Salvados», que simplemente intentó explicar cómo funcionaba eso tan importante para la vida cotidiana de todos los ciudadanos como es la electricidad. De dónde sale, cómo se produce, cómo se comercializa, esas facturas barrocas, los atracos que sufrimos los consumidores con la complicidad de los gobiernos. Pues, por esa entrega, se le están buscando las cosquillas, con amenazas de retirada de publicidad de la cadena que emite el programa de Jordi Évole, una práctica tan conocida como denunciable por lo que tiene de tic antidemocrático. Pero el pasado domingo volvió a tener una audiencia de récord, lo que puede considerarse como una advertencia para las eléctricas.