No ha sido la primera vez que Lore Amenabar se anima a participar en el Concurso Intercentros, al que acuden los mejores alumnos de cada conservatorio. Ya lo hizo el pasado año, animada por su profesor de acordeón, Salvador Parada, y llegó a la final. Este año ha vuelto a ser elegida como representante vasca en el concurso, al que acude con la experiencia acumulada del anterior y con la ilusión de pasarlo bien y conocer a otros músicos.

¿Cómo se desarrolló la final del Concurso Intercentros en Euskal Herria, hace dos sábados, en el Arriaga?

Había participantes de los tres conservatorios, el Francisco Escudero de Donostia, el Arriaga de Bilbo y el Jesús Guridi de Gasteiz. Nos juntamos allí muchísima gente y el concurso duró toda la mañana. Muchos alumnos tocaron de forma maravillosa e iban muy preparados al concurso. Al final gané yo, pero no me lo esperaba. Con ese nivel, y además habiendo ganado ya el año pasado, creía que le darían la oportunidad a otro.

¿Cómo es la mecánica de estos concursos?

Depende de qué tipo de concurso se trate. El Intercentros es un concurso en el que compiten diferentes instrumentos unos contra otros, no hay categorías. Por eso el jurado valora más la musicalidad y la interpretación que la técnica específica de cada instrumento. Te dejan 20 minutos sobre el escenario y tienes que dar todo lo mejor de ti como artista. Pero el Certamen de Arrasate, en el que participaré el sábado, es un concurso exclusivo para acordeonistas. Allí tienen un jurado internacional de especialistas, que además de valorar tu musicalidad van a analizar muy bien tu técnica, tu control del fuelle y otros muchos aspectos.

¿Qué tal se valora el acordeón en los concursos de instrumentos mixtos?

Pienso que no lo valoran lo suficiente. Como el acordeón siempre ha estado vinculado a las fiestas, a los fandangos y a la cultura popular, todavía hay músicos clásicos que lo ven con recelo. Por eso depende mucho del jurado que te toque, de lo abiertos que sean y de su conocimiento del acordeón y de su repertorio. En Madrid, el año pasado, me valoraron muy bien, pero a ver qué pasa este año.

¿Qué obras vas a tocar en la final?

Voy a llevar la «Pastoral» de Cesar Franck, que aunque está escrita originalmente para órgano se puede tocar muy bien con el acordeón. Y también dos obras contemporáneas: «Flashing» de Arne Nordheim y la «Sonata nº4» de Alexander Kusyakov.

¿Cuál es el premio si ganas el concurso Intercentros?

En casi todos los concursos suele haber un premio en forma de dinero, pero en este caso lo mejor es la gira de conciertos que te organizan. Te ofrecen dar muchos conciertos por toda España durante un año y esa es la mejor oportunidad.

¿Estás muy nerviosa? Me han dicho que estás un poco enferma.

Soy una persona bastante segura y voy con confianza, pero eso no quita que esté nerviosa. Va a ser una semana muy dura, con los dos concursos uno detrás de otro. Yo creo que es por esa tensión que he estado enferma los últimos días, pero ya me encuentro mejor.

Mucha gente no acude a concursos porque supone mucho estrés. ¿Qué opinas de que este sistema de concursos sea casi el único medio para poder llegar a destacar?

Yo empecé muy joven, con once años, participando en las categorías infantiles del Certamen de Arrasate. Entiendo que mucha gente lo pasa mal en los concursos, pero creo que son muy importantes para conocer el nivel que tienen las demás personas que tocan tu instrumento y dónde te sitúas tú en relación con ellos. Si no sales de casa y no muestras lo que sabes hacer, ni observas lo que hacen los demás, estás perdiendo riqueza como músico. Por eso los concursos son positivos, porque son lugares de encuentro.

¿A donde te gustaría llegar en tu carrera como músico?

Como a todo el mundo, me gustaría ser solista, concertista de acordeón. Sería un sueño poder vivir de eso, pero sé que es muy difícil. Por eso me estoy preparando muchísimo. Y es casi seguro que también seré profesora.

¿A cuantas horas diarias te refieres con «muchísimo»?

Depende de la semana, de si hay algún concurso, pero lo habitual es que toque el acordeón entre seis y ocho horas diarias. Es difícil, porque además estoy en segundo de bachillerato y la música exige cada vez más trabajo. Es complicado estudiar, tocar, y además sacar tiempo para quedar con los amigos.

Y tus padres, ¿qué dicen de que te quieras dedicar a esto, ahora que con la crisis está tan mal el mundo de la música?

He hablado mucho con ellos sobre esto, de la crisis y lo que me podría llegar a afectar si me decanto por la música. La conclusión es que crisis habrá en todos los lados, ya sea en la música o en cualquier otro trabajo. Así que lo que tengo que hacer es estudiar lo que realmente me apasiona.