La ballena que fue avistada el miércoles en la costa de Donostia amaneció ayer varada en la playa de La Concha, donde falleció al mediodía, tal como confirmó a la agencia Efe el vicepresidente de la Asociación para el Estudio y la Conservación de la Fauna Marina (Ambar), Enrique Franco.

Este experto explicó que se trata de un ejemplar de rorcual común, de 16,6 metros de longitud y unas 20 toneladas de peso, que en las últimas horas se había acercado al litoral, posiblemente debido a algún tipo de enfermedad, ya que la ballena se encontraba «muy delgada». No obstante, precisó que hasta que no sea practicada la necropsia no será posible determinar las causas de la muerte porque, para una ballena, el sólo hecho de permanecer varada puede causarle asfixia, ya que cuando están fuera del agua el gran peso de estos animales les oprime los pulmones y les impide respirar.

El cetáceo fue hallado en las proximidades del Pico del Loro (la formación rocosa que separa de forma natural los arenales de La Concha y Ondarreta), y estuvo custodiado por agentes de la Policía Municipal, que acordonaron la zona a la espera de que el Ayuntamiento determinase la forma en que sería retirado, probablemente de madrugada aprovechando la bajamar. Estaba previsto mover el cuerpo mediante dos grúas de gran tonelaje, con las que se moverá hasta un camión para que sea trasladado a un destino aún por determinar.

Enrique Franco comentó que ahora se plantean tres posibilidades, ya que el cetáceo podría ser traslado a un vertedero, enterrado o incinerado. El Ayuntamiento donostiarra indicó que el Museo del Calamar Gigante de Luarca (Asturias) ha mostrado su interés por hacerse con los restos de esta ballena.

La última vez que había ocurrido un hecho similar en la costa vasca fue el 26 de agosto del pasado año. En aquella ocasión se trató de un cachalote, de unos 15 metros de longitud, que pereció un par de horas después de quedar varado en la playa de Zarautz.