No hay manera. Independientemente del rival y del escenario, Lagunak parece condenado a sufrir goleada tras goleada, lo que le mantiene hundido en el fondo de la tabla.

Algunos reveses, con todo, son más dolorosos. Como el de ayer, no en vano fue a manos de un rival directo ante el que las amarillas no solo tenían la oportunidad de firmar su primer triunfo sino de acortar distancias con un adversario que, además, marcaba la frontera de la permanencia -lamentablemente, ahora es la Real la que ha caído a ese 14º puesto-; un punto de inflexión inigualable. Pero fue imposible. El Collerense goleó y además lo hizo con justicia.

Y es que el equipo balear también había marcado la cita en rojo, consciente de su importancia en la carrera hacia la permanencia. Se notó porque apostó por el triunfo desde el principio. Apostó por un choque totalmente ofensivo y consiguió prolongar la maldición habitual de las navarras, un gol a las primeras de cambio. En el minuto cinco, concretamente, adelantaba Maitane al Collerense. Le costó reaccionar a Lagunak, que hasta el descanso solo se acercó a Andrea en una ocasión. Encajó, además, el segundo al filo del descanso. El segundo tiempo fue más de lo mismo hasta alcanzar la manita.